Un día íbamos por nuestra carretera habitual de la red secundaría y salió a nuestro encuentro una protuberancia semipintada en bicolor que nos puso una artera zancadilla seguida del consabido susto e inesperado frenazo.
A partir de entonces anduvimos con tiento y descubrimos recrecimientos o gibas en el asfalto anunciados con cartelería difusa enclavada en los márgenes de la ruta. Algo de ello se destinaba a pasos elevados de peatones, pero casi todo tenía como misión frenar la velocidad desmedida de algunos vehículos alocados.
Posiblemente desde entonces la ITV rechazó mayor número de automóviles y los traumatólogos atendieron a más pacientes con patología ósea en la columna cervical, pero como la razón era buena la incomodidad se ha venido aceptando.
Ahora nos enteramos de que la mayoría de los badenes incumplen la ley y que ni la forma, la altura, el color y la señalización son los que tiene permitidos el Ministerio de Fomento. A buenas horas.
Y como los hechos se han extendido y los responsables se han hecho los locos, la Junta no ha tenido más remedio que publicar una instrucción haciendo suya la Orden ministerial de manera que el encargo que hizo no ha mucho el fiscal de Seguridad vial de Sevilla a la Guardia Civil de Tráfico y que produjo un informe demoledor sirva para algo.
Tal vez esto se veía venir con la misma nitidez con que se contemplan esos nutridos palmerales que brotan cada vez que un paisaje sucumbe bajo la creatividad de un munícipe entusiasta. Nadie da con la motivación de tamaña irrupción arbórea que no hace daño y que puede evitarse mirando para otro lado.
Ahora bien lo que, de un tiempo a esta parte, se ha añadido a las invasiones de las vías asfaltadas son los islotes emplazados en las intersecciones de las carreteras que reúnen en su trazado y confección lo mejorcito de los badenes y las palmeras.
Son ínsulas caprichosas de diseño irregular generalmente a modo de elevación natural del suelo con árboles de la zona y letrero anunciador del municipio al que pertenecen. Comparándolas con las que podemos admirar en la red viaria de la vecina Francia y aparecen en las retransmisiones de las vueltas ciclistas, todas cubiertas de césped y a ras del suelo para evitar cualquier colisión de vehículo despistado o sin control, generan una inevitable envidia.
Uno quiere suponer que el Fiscal mencionado ha debido interesarse ya por el asunto, pero visto lo visto y leído lo leído sigue suponiendo que habrá que esperar a que el Fiscal le pida el dictamen a la Guardia Civil… que el Benemérito Instituto ponga el grito en el cielo y escriba otro informe terrorífico… que se promulgue la normativa del Ministerio de Fomento… que los munícipes se encojan de hombros aduciendo que no va con ellos… que la Junta tome cartas en el asunto y que al final la seguridad vial de la Comunidad sea asegurada como corresponde.
¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos tan diligentes servidores del bien público?
2 comentarios:
Respecto a la tala de árboles, aquí en Málaga entre el 14 y 16 de julio del año pasado, tuvieron la ingeniosa idea de talar unos ficus bastante hermosos (que no sé cuántos años llevarían), para transportar una turbina de 4.600 toneladas desde el puerto hasta Campanillas.
Porque se estaba creando una central térmica, de la cual dijeron que las obras acabarían para este año. Cuando leí el peligro medioambiental que conllevan estas centrales, pensé que si me pasaba algo que Dios me pillara confesada. Y los pobres árboles que no tienen ni derecho, ni voto a defenderse, y nosotros las personas de a pie, que tratamos defender y cuidar la tierra, que reciclamos todo cuanto podemos, que emitimos mensajes para concienciar a la humanidad, y van estos políticos y empresarios devastando lo poquito que tenemos para tener ese “estado de bienestar” que tanto ansiamos. ¿adónde iremos a parar?
Eso. ¿A dónde iremos? ¿A quien reclamamos? ¿Dónde están y dónde se meten los políticos a quienes votamos cíclica y democráticamente en cada convocatoria electoral y luego nos dejan abandonados?...
Este entramado está cuajado de errores gravísimos.
Publicar un comentario