Toca hablar del desfile. Y los medios de comunicación se despachan a gusto, encendiendo cada uno las luces de sus tendencias.Yo voy a comentar también la parada militar, pero desde un ángulo diferente.Menos ambicioso y, supongo que no del todo original porque me voy a referir a su transmisión televisiva.
La televisión nacional echó la casa por la ventana. Las otras, sintonizadas cada vez más desde que iniciaron su periplo de libertad por las inéditas ondas de la TDT, trataron de hacer lo mismo sometiéndose a sus posibilidades.
Piqué, de aquí para allá, pero me detuve especialmente en el trabajo de la Uno de televisión española y me pareció, de entrada, ávido de ofrecer una retrasmisión bien hecha y, de salida, con resultado simplemente discreto si se analiza considerando los cuantiosos medios puestos a su disposición.
Nada menos que veintidós cámaras, tres equipos completos de realización, cabezas calientes, steady cams, helicópteros, unidades móviles reducidas para dar planos desde los interiores de los carros de combate o los Cougars del Ejército de Tierra, permisos para rodar desde los puntos más altos de los edificios circundantes y para recoger desde el suelo los contrapicados más sorprendentes… No faltó nada. Y el resultado pudo haber sido mucho mejor.
Lejos estoy de arrancar galones. Hubo tomas cenitales sencillamente espectaculares y primeros planos de acusada sensibilidad como los que mostraban las lágrimas de los rostros de los familiares femeninos de las víctimas durante el homenaje a los caídos.Pero se echaron en falta muchos otros complementos.
Yo destacaría en lo negativo la labor de los comentaristas: un presentador y una presentadora de la casa y un asesor, militar profesional, creo que era un brigada, que se repartieron sin orden ni concierto la compleja e indispensable labor que les correspondía.
Lo habitual, lo derivado del protocolo de este servicio, es que los profesionales describan y el asesor complete las descripciones con sus conocimientos especializados. Sin embargo en este trío de voces nada fue así. Cada uno introducía el comentario que juzgaba pertinente con mucho “van ustedes a ver” y no pocos “a continuación veremos” cuando no obviedades como “la escolta a caballo avanza en torno al Rolls en el que llega Su Majestad el Rey”, secuencia fácilmente identificable aun por los más lerdos que, sin embargo, deseaban la voz que les aclarara; “esto que estamos viendo se denomina… o es… o sirve para” y no la tuvieron casi nunca.
No omitieron las referencias al abucheo insistente con que el público espectador obsequió a Zapatero, pero silenciaron que Moratinos, ministro de exteriores y Bono, presidente del Congreso, intercambiaban inoportunas sonrisas detrás del Rey y el Príncipe Felipe, mientras estos saludaban militarmente a los que desfilaban.
Insoportable resultó la locutora hablando sin parar mientras pasaba la Legión con lo que impidió torpemente que se percibiera el inimitable sonido de sus trompetas. Y aburridas y complejas las descripciones que no se correspondían con las imágenes de la pantalla.
Menos mal que, de fondo, pudieron escucharse cantados numerosos himnos castrenses hoy olvidados o desconocidos. Aunque, ni con esa argucia, pudo disimularse la bronca que no por esperada resultó menos espectacular.
4 comentarios:
Yo no puedo opinar, querido maestro, porque sólo vi los primeros minutos. Sí me llamó la atención que, si bien otros años incluso bajaron el sonido ambiente, en éste hasta los locutores hicieron referencia a los famosos abucheos. Supongo que las críticas de otros años habrán surtido efecto.
Por otra parte, me molestaron los abucheos cuando se dieron durante al homenaje por los caídos por la Patria. En fin, era un momento en el cual debería haber imperado el silencio, el respeto, el dolor de las familias por encima de todo.
Un fuerte abrazo.
Totalmente de acuerdo Juanma. Cuando se reza por los que cayeron dan ganas de cantar "la muerte no es el final" silenciando las protestas ruidosas que pueden ser justificables en otro momento pero no en éste.
Otro abrazo
Estimado Señor Bustamante.
como militar de profesión, sigo fielmente todos los años el Desfile a través de TVE. Desde que empecé a poder comparar trabajos televisivos, puedo asegurarle que nunca he visto una retransmisión digna por TVE, a pesar de, como usted dice, los cuantiosos medios puestos a su disposición.
Siempre pienso que el fallo es del realizador, que elige tomas inconexas y al tun tun, y siempre olvidando el trabajo de los comentaristas. Nunca van al mismo compás, lo cual no deja de ser chocante al compararlo con ese paso uniforme de los miles de soldados que desfilan como uno solo.
Un saludo. Pínfano
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