sábado, 7 de mayo de 2011

A tiempo y a destiempo.


Estoy lejos de criticar por criticar. Y menos en los toros. Y más lejos aun de hacerlo en materia que pueda afectar a conocidos o amigos. Pero no es materia opinable, sino que puede constatarse cada día, que en la Maestranza, la música toca muy tarde y los avisos caen muy pronto.

Cuando aparecieron las complejas y extensas normativas taurinas, desde la ley general a los distintos reglamentos de las autonomías, respiré a fondo al comprobar que se dejaba muy al margen de las distintas y a veces farragosas prescripciones, la intervención de las bandas en los festejos.

Inmediatamente me acordé de ese gran aficionado que fue don José Tristán, Pepín para la legión de amigos que supo crearse en vida, oportunísimo para levantar la batuta de su dedo índice haciendo sonar el pasodoble cuando la faena del diestro lo requería. Tan adecuado el rubricado de los sones musicales que si el recio apretar del bombo cercenaba la partitura, el torero podía deducir que su labor o había concluido o se había venido abajo sin remedio.

La del Maestro Tristán, acodado sobre el barandal de su balconcillo al frente de la popular banda de Tejera, vino a ser como una segunda presidencia, en ocasiones hasta más temible por sus aciertos que los dictámenes del usía de turno.

Hoy las cosas han cambiado. Bondadosamente quiero opinar que el hijo del fallecido músico, tan buena persona como lo fue su padre, titubea para no equivocarse y, entre dudas e indecisiones se le va el tiempo, pero lo cierto es que la música se oye tarde en más de una ocasión.

Por el contrario, los avisos caen muy pronto. Ex explícito el Reglamento cuando habla de los diez minutos desde que empieza la faena y de que el toro, al cumplirse ese cómputo debe haber rodado. Pero cabe suponer que, cuando el animal manifiestamente está herido de muerte, no hay porque sacar el pañuelito.

Por exceso y por defecto las notas de metal saltan al viento en momentos inadecuados del reloj.
Y en la plaza donde se para el minutero cuando un muchacho levantino enamorado de ella, hace del arte del toreo una obra magistral digna de figurar en todas las antologías, el tiempo debe ser sagrado para lo bueno y para lo malo.

2 comentarios:

Reina_Guapa dijo...

No me gustan los toros, bética y socialista, ni se imagina porqué extraña causa, después de tanto oir su nombre en esta Sevilla nuestra, le he "descubierto" y sin embargo....aquí estoy, ante usted.

Elena García dijo...

Hola q tal??? Soy de un foro que han creado en honor a Antonio Garrido y Angie Cepeda y nos haría mucha ilusión que Antonio entrara al chat o nos dejara un mensajito en dicho foro, si usted puede darle la dirección del foro se lo agradeceríamos!!Un saludo!!
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