sábado, 11 de enero de 2014

ROSTROS CONOCIDOS Y ROSTROS PERDIDOS


Antonio Soto me llamaba siempre. El Cirio no avisa, me decía. Yo solía olvidar que la cita era todos los años el primer miércoles después de Reyes. He visto en el ABC la foto de la última reunión. Muchos rostros conocidos. Todos. Y varios perdidos, también

Empezando por el mismo Soto que en esta ocasión, si cabe, estaría más dichoso que en otras porque Francisco Berjano, el pregonero de la Semana Santa del 2014 es de su Hermandad de Vera Cruz. Y siguiendo por cofrades entrañables de los que no faltaban nunca, Juan Carlos Torres Reynaud que estaría feliz por haber sido elegido para el Vía Crucis su Cristo de la Expiración del Museo, Manolo Yruela que disfrutaría igualmente por ambos motivos como antiguo delegado del Lunes Santo en el Consejo de Cofradías, Luis Rodríguez Caso, ex presidente del Consejo y pregonero…Juanito Moya Sanabria que me antecedió ante el atril de la mañana del Domingo de Pasión…

No quiero hacer una página de esquelas.La contemplación del testimonio gráfico ofrece como contraste la alegría del reencuentro. Y estos rostros que fueron un día voceros de nuestra Semana Santa me abren el capítulo inolvidable de mis propias vivencias en la cita anual en Casa Manolo.

Veo a Manolo Toro, al fiscal Alfredo Flores, y a Manuel Navarro Palacios que hablaron en la cena que me dieron el 1990…a José Joaquin Gómez, a José María Rubio y a los nuevos, ya alcanzando la veteranía, como Ignacio Montaño, Antonio Murciano, Eduardo del Rey o Rafael de Gabriel… a los de reciente intervención, como Enrique Esquivias, Enrique Henares o Fernando Cano Romero y a los de ayer y antier como Francisco Javier Segura e Ignacio Pérez Franco.

Desde 1967 cuando se creó el Cirio Apagao, en los umbrales del verano andaluz, no ha dejado de regalar cada año las tapas de la escritura del pregón al elegido para pronunciarlo. Primero fue una copa más o menos generosa en la Cafetería Niza. Inmediatamente la cena en el restaurante trianero. 

Y allí sigue. Con rostros conocidos y recuerdos evaporados como volutas de incienso ante un paso de palio. 

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