martes, 4 de febrero de 2014

MARIAVISION A NEGRO


Adiós a la emisora de televisión que había llegado a Sevilla instalando sus estudios en el Convento de Santa Rosalía de las Capuchinas de la calle Cardenal Spinola.
María Visión ha echado el cierre. Se ha ido a negro, frase muy del argot del gremio, expresiva por demás. Ha dejado de funcionar. Si intenta sintonizarla ahora encontrará el inevitable pijama a rayas de la ausencia de imágenes.
Me sube a la boca un  regusto amargo después de haber escrito esto. Disfruto cuando se crean nuevos medios informativos y me invade una preocupada tristeza cuando cierran o se van.
Maria Visión apareció en las pantallas sevillanas tras unas sencillas obras de acondicionamiento de una zona del recinto conventual que permanecía sin uso. Las llevó a cabo la productora Apóstol Santiago, responsable de los contenidos de programas que, desde entonces, se ajustaron en una parrilla propia cuyo hilo conductor  fue el fomento de los valores católicos y la defensa de la dignidad de la persona. El equipaje que ya traía al que dieron  acento andaluz.
Instaló con carácter fijo cámaras y micrófonos en el interior de la Basílica de la Macarena… sirvió con eficacia y profesionalidad algunos de los grandes acontecimientos de la Iglesia en España… dedicó programas a las cofradías (“María Visión con el Consejo” que presentaron la consejera Maruja Vilches y el joven periodista Juan Manuel Labrador)… a la Romería del Rocío (“Rocío de fe” que escribió y presentó Francisco José Pavón)… a otros muchos aspectos del trabajo eclesial hispalense…
Y ahora ha dejado de emitir. Nadie ha empuñado el cerrojo precursor del portazo. Ni siquiera el reajuste que se presume inminente de las frecuencias de la TDT… ¿La crisis?...
Desde 1993 cuando las primeras imágenes de la cadena aparecieron en Méjico sus gestores no quisieron ni la subvención ni los ingresos por publicidad. Pretendieron vivir de las aportaciones voluntarias de sus telespectadores. En el Pais Azteca lo consiguieron con creces. Aquí no.
Aquí, donde la costumbre es bajarse la música en Internet sin que cueste nada y además gratis, como decía uno, y ha descendido peligrosamente la grabación y venta discográficas y aun rebuscamos en el bolsillo hasta encontrar los céntimos que depositaremos en la bandeja petitoria de la Misa o la Función Principal de Instituto, ¿cómo les íbamos a firmar un ingreso bancario a esos pesados que se llevaban gran parte del día rezando el Rosario en televisión?...
¿Cuánto han durado, dos años?... A tres, no han conseguido llegar. Lástima

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