¡Se dice cada cosa en esos mensajes
que fácilmente se envían por Internet!
Lo malo no es ignorar sino presumir de no saber y dar
por hecho que lo que se imagina es cierto. “La ignorancia es mu atrevía”, me
decía Paco Buiza, sin que el genial escultor e imaginero carmonense se olvidase
de su pronunciación peculiar.
El otro día lo recordé porque navegando a la estima
por la pantalla del ordenador cayó ante mis ojos una de esas barbaridades. Nada
menos que negar hoy la existencia de Jesucristo. Eso es lo que pasa cuando se
repite hasta la saciedad y a destiempo el desfile de las cofradías y no se
traspasa la frontera del solo de trompeta o el milagro de una buena levantá.
De por ahí fuera de Andalucía resultaba ser el
arrojado comunicante al que quise responder de inmediato antes de que un
requerimiento del móvil interrumpiese mi acción.
Iba a decirle que no existe ninguna figura histórica
cuya existencia haya sido comprobada más exhaustivamente: lo mencionan los
historiadores y analistas romanos Tácito, Suetonio y Plinio el joven. Lo
describe a modo de retrato literario Josefo cuyo texto recoge un tal Agapio en
el siglo X del que los árabes hacen una versión.(Josefo no duda en afirmar que
sedujo al pueblo judío)…
Puede obtenerse en las fuentes rabínicas y Cesar
Vidal ha escrito que “los últimos tiempos han sido testigos de la aparición de
multitud de movimientos que, compuestos por judíos, han optado por reconocer a Jesús
como Mesías y Dios sin renunciar por ello a las prácticas habituales del
judaísmo.”
Tengo los Anales de Publio Cornelio Tácito y El
ejemplar de Vidas de los doce Césares
del gran historiador Suetonio que se refiere a Claudio, donde habla de Jesús. A
disposición de incrédulos pasados de moda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario