Me encargaron en la redacción
de tarde de Radio Nacional a la que yo pertenecía, que buscara al político
catalán y lo entrevistara.
Corría 1977. Rodaba por las
mesas un teletipo que anunciaba que Pujol había venido a Sevilla y aparecía
subrayado el motivo de su visita: dar explicaciones y pedir disculpas por lo que decía de nosotros, los andaluces, en
un libro publicado un año antes por la Editorial Nova Terra.
Algún compañero del grupo de
excelentes periodistas que formaban la redacción vespertina entre los que se
encontraban los recordados Antonio Gamito y José Angel Bonachera, había
manuscrito al pie de la tira impresa: Página 117: “el andaluz es un hombre
anárquico y destruido” y “constituye la muestra de menor valor social y
espiritual de España”
Es de imaginar las ganitas que
me entraron de echármelo a la cara.
No pude hacerlo. A poco de
iniciar mis gestiones, me llamó desde la redacción de informativos de Madrid
otro gran profesional, recordado y desaparecido como los anteriores, el
malagueño Alejo Jesús García Ortega parándome porque ya lo había entrevistado
él.
En la breve charla telefónica
que mantuvimos me aportó un nuevo dato: en la página 120 del libro, Jordi Pujol
añade otra perla a su falsa e indignante descripción: “el andaluz es un hombre
que lleva años pasando hambre”.
A pesar de la ofensa que
suponen estas ignorantes y malvadas afirmaciones nadie se encargó de impedir su
difusión y así en 1997 tuvieron noticia de ellas los niños de un colegio de
Puerto Real que se rebelaron indignados en un elocuente ejercicio de
patriotismo andaluz y esto empujó a su Ayuntamiento a protestar a la
Generalitat contra su autor.
Jordi Pujol contestó con un
escrito de excusas y la Corporación Municipal se consideró suficientemente
desagraviada.
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