martes, 21 de octubre de 2014

SEGUIDORES DEL PREGÓN


Los números desdicen a los agoreros. Si alguien cree que el Pregón pierde tirón, frase muy aconsonantada para poetas de última hora, se equivoca. Los fríos, pero muy expresivos números, salen a su encuentro con argumentos incontrovertibles.

Me fui a Arte Sacro para conocer el nombre del pregonero elegido y una multitud de curiosos lo había hecho antes que yo. En ese momento, a primera hora de la tarde, ya se habían superado los dos millares de lectores.  Cuando quise comprobar esto y horas después regresé al portal de internet ya había subido el número y ahora, al inicio de la redacción de estas líneas, con el texto relegado a “noticias de ayer” alcanza la no desdeñable cifra de 9123 visitas.

Si el Pregón pierde tirón que venga Dios y lo vea.

Ahora bien, lo que me parece que va dejando por el camino son adherencias históricas que desde antaño fueron conformando esta pieza singular de la oratoria hasta llegar al protocolo y la liturgia con que la hemos conocido.

Creo que se ha perdido intimidad en tanto que, paralelamente, se ha ganado oficialidad y extroversión. Por el WhatsApp se divulga el nombre del afortunado con la más rabiosa instantaneidad. Antes, esto se hallaba absolutamente reservado al poder de la radio. Ya no.

Al neonato pregonero los medios informativos lo localizaban por teléfono. Ahora convoca una rueda de prensa en la sede del Consejo.

Convertido de golpe en protagonista de la noticia, el futuro ensalzador de las cofradías abría su casa a visitantes de todo tipo que acudían a celebrar la elección con él y su familia y a quienes éste obsequiaba con un precipitado ágape. Ahora el Consejo invita a café con pastas…

Las abnegadas esposas de los pregoneros de antaño contemplan estas nuevas formas y es posible que las aplaudan. Pero aquello tenía una autenticidad y un encanto que se han perdido.Sobra el café. Sobran las pastas que, en el argot pregoneril, son únicamente las que se entregan por el Cirio Apagao en el Bar Manolo a primeros de año y falta la botella de tinto y el papelón de pescao frito como siempre han cenado los cofrades entre cirio y cirio fundido del altar de quinario o del pasopalio.

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