La consultora Skill concluyó que las procesiones son seguidas por la mitad de los sevillanos, trescientos cincuenta mil, mientras que desde fuera llegan ciento cuarenta y cinco mil extranjeros, ciento cuarenta y tres mil turistas nacionales y treinta y ocho mil visitantes de la provincia.
Esto significa que atrae más turismo exterior que la Feria que se basa más en el nacional, sobre todo el madrileño.
Fueron tres los ejes o áreas temáticas en los que se vertebraba el estudio: los gastos y el turismo, de los que he tomado los aspectos esenciales que acabo de copiar, y las industrias que, en este informe, quedaban separadas entre las que realizan una prestación de servicios a las cofradías, proveedores y artesanos, y las que se benefician de manera directa o indirecta de la celebración religiosa, la hostelería en general.
El 86,2 de los españoles y el 74 por ciento de los extranjeros fueron de tapas por los bares de Sevilla, mientras que, de compras, salió el 31,6 de los hispanos y el 40,9 de los foráneos.
El 82,7 de los españoles se quedaron más de tres días, mientras que, entre los extranjeros, un 22,6 por ciento lo hizo durante más de una semana, en vez de las dos jornadas que suelen dedicar a la visita de la ciudad durante el resto del año.
10,818 millones de las antiguas pesetas fueron según este análisis los gastos de consumo de los espectadores de la Semana Santa.
Y en cuanto a los artesanos, el negocio total de los tallistas, doradores, orfebres, bordadores, cereros etc. ascendió a mil cuatrocientos millones
Emilio Carrillo, desde el puesto que ocupaba entonces de Teniente de Alcalde de Economía y Empleo y Presidente del Consorcio de Turismo de Sevilla, escribió en El Correo, cuando faltaban cuarenta y dos días para el Domingo de Ramos del 2001, un artículo en el que, afrontando la dificultad de abordar la Semana Santa desde una óptica economicista, llegaba a duplicar el flujo económico que ésta generaba, obtenido en el estudio anterior, afirmando:
“La significación económica de la Semana Santa para Sevilla viene de lejos y, desde hace más de dos siglos, existe constancia del trasiego turístico que tenía Sevilla por esas fechas. Sin embargo, su impacto en la economía urbana ha aumentado de modo notable en las últimas décadas, siendo preciso en la actualidad diferenciar en dicho impacto dos grandes perspectivas. La primera, vinculada a los comportamientos de la población residente en la urbe, aspecto éste que refleja un considerable movimiento económico si atendemos a los gastos de carácter extraordinario en el que incurren las familias durante los siete días. La segunda apunta a la fiesta como fenómeno que genera una atracción turística y que refleja un valor económico añadido, pues supone la entrada en el círculo de la renta de importantes recursos externos vía gasto.
Esta atracción turística, nacional o foránea, produce un indudable efecto positivo en la economía de muchas familias y, especialmente, en la de un conjunto de empresarios autónomos, desde comerciantes a taxistas, a los que hay que sumar pymes y medianas y grandes empresas hoteleras, hosteleras, de electricidad, aéreas, ferroviarias o agroalimentarias. Sin olvidar las empresas y servicios municipales que realizan un esfuerzo considerable para satisfacer el incremento de necesidades de transporte colectivo, abastecimiento de agua, limpieza y recogida de residuos, etcétera.
Sumando la globalidad de estos apartados, el impacto económico de la Semana Santa en la ciudad puede ser estimado en el 1,7 por ciento del producto interior bruto municipal, es decir, en 30,000 millones de las antiguas pesetas”
Esto quedaba escrito en el 2001.Hace siete años.En la Hemeroteca se halla la prueba. Es el “Correo de Andalucía” del 25 de febrero.
1 comentario:
Es tarea muy complicada realizar una aproximación de las cantidades que las hermandades y cofradías aportan a la economía de nuestra Ciudad. Indudablemente el momento álgido podemos situarlo, sin riesgo a equivocarnos, en la Semana Santa. Pero no por ello debemos pasar por alto la significativa aportación el resto del año. Muchos de nuestros templos reciben a diario un incesante goteo de turistas y/o files del resto de la geografía española o de otros países, en especial sábados, domingos y festivos. No olvidemos que los distintos actos que se suceden a lo largo del calendario cofrade también aportan cifras significativas, pensemos en Vía-Crucis, en especial el organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías, traslados multitudinarios, caso de la Esperanza de Triana y ensayos de costaleros que cada vez atraen a más público. Actualmente las hermandades de gloria están experimentando un aumento considerable en el público que acude a presenciar sus procesiones, caso claro la Pastora de Triana en su salida extraordinaria a la Catedral para presidir el Pregón de las Glorias y ayer mismo en su procesión ordinaria (un lujo por cierto). Por supuesto que la hostelería resulta muy favorecida por todo lo anterior.
La Semana Santa de Sevilla es uno de los motores principales de la economía de nuestra Ciudad. Supone un reclamo importante hacia el exterior. Para algunas mentes olvidadizas sería importante recordar su carácter estrictamente religioso, no se trata de un acontecimiento civil.
Las hermandades y cofradías y resto de asociaciones e instituciones religiosas cubren unas necesidades sociales esenciales que el gobierno de la ciudad no cubre. Tenemos claros ejemplos en comedores, centros destinados a sectores de población poco favorecidos, a personas con problemas de adaptación y a otros colectivos. La cuantía económica de todo lo que conllevan estas obras sociales no puede quedar al margen a la hora de realizar una estimación global.
Indudablemente las hermandades y cofradías de Sevilla suponen la principal fuente de ingresos para un amplio número de profesionales, que en algunos casos tendrían que buscar otra ocupación o ampliar sus negocios a la oferta de otros productos de no contar con la demanda referenciada.
Por último es obligado mencionar que nuestras hermandades y cofradías aportan a un amplio sector de la población de nuestra Ciudad un valor añadido importante a nivel sentimental. Cubren una primerísima necesidad a unos ciudadanos que encuentran en la Semana Santa el verdadero sentido de sus vidas. Historia, tradición, religión y sentimientos conjugados en perfecta armonía dan lugar al mejor regalo que esta bendita Sevilla puede ofrecer a sus hijos y a todo aquel que se preste a visitarla en su Semana Grande.
Permítame maestro que me despida de Usted formulándole una pregunta: ¿subvenciona la Ciudad a nuestras hermandades y cofradías o en cambio son éstas quienes hacen lo propio con Sevilla?.
Gracias maestro y enhorabuena por este gran trabajo.
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