Me reviste de responsabilidad el grato comentario de Anselmo y Ñoño me hace una pregunta que parece tomada de un examen para nota. ¿Es El Cid el torero de Sevilla en estos momentos? ...
¡Anda!... Esto no puede contestarse así como así. Hay que meditarlo en profundidad. Pero no se debe dejar sin responder. Me amarro los machos, tomo un sorbito de agua, cojo los avios y allá voy.
Creo que debo partir de la época dorada de Joselito y Belmonte. Porque entonces Sevilla no tenía un torero, sino dos que la tarde aciaga de Talavera de la Reina dejó limitado a uno. No se sabe cual llevaba más gente a la plaza. Tanta afición llenaba los tendidos que, como es sabido, el torero de Gelves supuso que había para dos cosos y patrocinó la Monumental que compitió poco tiempo con la Maestranza y de cuyo porte y hechuras taurinas podemos hacernos cabal idea todos los años en las fiestas pamplonicas de San Fermín ya que la plaza de Pamplona se erigió con los mismos planos y tuvo a don Felix Urcola, amigo personal del torero, como su arquitecto director.
Cuando faltó Joselito, Belmonte fue el torero de Sevilla, pero sin olvidar nunca al torero muerto. Mi padre me contaba que coincidió con Juan en la barbería que ambos frecuentaban y le confesó que siempre le había admirado, pero que su torero había sido José. A lo que aquel al que llamaron “Pasmo de Triana” contestó sin dudarlo:
-- Y el mío también.
Un torero que llenó la etapa siguiente signada por la tragedia de Talavera fue Ignacio Sánchez Mejías, además de matador presidente del Betis,autor teatral, presidente provincial de la Cruz Roja de Sevilla y contertulio de los mejores poetas de la generación del 27,desde García Lorca a Rafael Alberti, que escribieron en su memoria poemas excelsos cuando en agosto de 1934 muere a causa de una incurable gangrena causada por la cornada que le había inferido en Manzanares el toro Granadino a mediados del mes anterior.
Se quedó solo Chicuelo que estaba con él en lo más alto del escalafón, el autor de las chicuelinas, cuya forma personalísima de interpretar las suertes llenaba, según escribían los cronistas de la época, de aroma, arte, talento y gracia la plaza entera. Manuel Jiménez, el torero de la Alameda, en donde había nacido y vivió siempre, concedió la alternativa a Manolete que fue el triunfador absoluto de la Feria de 1940. Pero ese año, el quince de agosto, tomó la alternativa Pepe Luis Vázquez y, desde entonces hasta su retirada hizo suyo el cetro.
Creo que de Pepe Luis hay que saltar a Manolo González e inmediatamente a Curro Romero que ha ocupado el puesto máximo en las preferencias de los sevillanos desde que debutara en la Maestranza en mayo del cincuenta y siete, tres años después de haber iniciado su andadura profesional, hasta que se retirara por sorpresa, entrado el otoño del año 2000, tras haber toreado un festival benéfico en la plaza de carros de la Algaba.
A su lado han brillado luminosos astros del universo taurino nacidos en Sevilla o en los pueblos de su alrededor y queridos y encumbrados por la afición: Diego Puerta y Paco Camino en los sesenta… Espartaco, monarca del toreo de su tiempo, desde los ochenta, saliendo por la Puerta del Príncipe cinco veces, las mismas que Curro… Manolo Vázquez tras su espectacular reaparición…
Después de la retirada del Faraón de Camas, que concedió quince alternativas en el Coso del Baratillo y compartió muchos carteles primero con los padres y luego con los hijos, Morante y el Cid son en la actualidad los más claros aspirantes a ocupar el trono vacío. Tal vez el de la Puebla interprete mejor la pinturería y el barroquismo de lo que pueda entenderse por concepción sevillana del arte de torear. Pero no se olvide que la sabia afición de la Maestranza se decantó siempre por el toreo puro, fiel a su esencia, ejecutado con honradez, arte y valor ante un toro con trapío y defensas y en ese terreno, hoy por hoy, como Manuel Jesús, ninguno.
Es mi modesta opinión.
6 comentarios:
Como paso con Joselito y Belmonte, ambos podrian ocupar perfectamente ese trono; pintureria y pureza.Acuso recibo de su brillante respuesta y le vuelvo a lanzar una nueva pregunta, ¿para cuando un libro sobre tauromaquia?.Saludos cordiales, como diria el otro.
Interesante posibilidad. Dos en vez de uno. Las empresas,sobre todo la de Sevilla, deberían emparejarlos junto con un tercero o en mano a mano y con toros de verdad.¿Aceptarían ellos?... ¿Lo admitirían sus mentores y apoderados?...
¿Un libro sobre tauromaquia?... A lo mejor un día.
Gacias por todo. Un abrazo.
José Luis, Chicuelo nació en la calle Betis, no en la Alameda.
Acabo de recordarlo. En el número once. Y Belmonte en la calle Feria donde su familia tenía una quincalla hasta que se trasladó al mercado trianero. Y uno pasa como de la Alameda (le acompañé a su casa un día tratando de hacerle una entrevista, desde el Bar Pinto donde solía parar) y a Juan se le conoce como Pasmo de Triana.
Lo de que "nació en la Alameda" ha sido un lapsus no tipográfico,sino topográfico. Gracias por haberlo advertido.
Sobre Sánchez Mejías.
Como muy bien dice Vd. fué presidente del Betis, y además un buen presidente, pero no olvide nunca que siempre fué sevillista al igual que toda su familia, que por cierto se enfadó muchísimo al hacerse con el cargo, hecho este que sucedió por lo buena persona que era el torero el cual no negaba nunca un favor a nadie. El club que por entonces jugaba en el campo del Patronato siempre buscó personas de reconocida relevancia en Sevilla para ostentar la presidencia, aunque a la hora de la verdad solían ser los vicepresidentes los que organizaban el club.
Pd. Igual ocurrió años más tarde con el marqués de Contadero, que también fué presidente del Betis aun siendo sevillista, de hecho posteriormente también fué presidente del Sevilla.
Un cordial saludo Sr. Bustamante
Gracias, Zurraque.
Está más que visto: lo mejor de mis "entradas" son los comentarios de quienes las visitan.
Magníficas precisiones.
Un cordialísimo saludo.
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