Todavía no se ha subido ninguna al escenario del Teatro Maestranza, pero ya hay zapatos cerrados de afilado tacón que caminan solos con la querencia inédita de inaugurar un sendero para el que vela armas un grupo cada vez más crecido de féminas cofrades.
Me preguntaron en una ocasión cual era mi parecer sobre los numerosos pregones y exaltaciones de Semana Santa que se pronuncian estos días antes de la fecha aúrea del Domingo de Pasión cuya mañana se destina al Pregón por antonomasia que es el de las cofradías de la ciudad y contesté que me parecía muy bien porque pensaba entonces y pienso ahora que son ocasiones inmejorables para difundir el evangelio en boca de seglares.
No me detuve entonces en la irrupción de la mujer en este arcano de la oratoria, pero observo que con el transcurso del tiempo son cada vez más las que ocupan atriles y micrófonos llenando de sentimientos y reflexiones estos parlamentos que,en boca de ellas, aparecen adornados con las galas de la feminidad.
He tenido ocasión de comprobarlo recientemente. Me invitaron como pregonero antiguo a presidir la Exaltación cofrade del Colegio Highland y asistí complacido, lo que, si soy sincero, distaba mucho de lo que, aun instalado en el más optimista de los supuestos, había llegado a suponer.
Inauguró sus posibilidades oratorias un alumno de los últimos cursos que resultó ser el nieto de un querido amigo, el que fuera Alcalde de la Ciudad y Hermano Mayor muchos años de la Cofradía de Pasión, Juan Fernandez Rodríguez y García del Busto. Y pronunció el Pregón del Colegio una profesora. Joven y muy agraciada, de la que supe se había licenciado en Químicas, pero que, a juzgar por su disertación, se diría que lo había hecho en Literatura y sobresaliente cum laude.
Alfonso se llama el estudiante. Mercedes Jurado, la profesora. Auguro al nieto de ese antiguo y gran regidor de la ciudad que, a sus noventa y dos años, no pudo estar presente en la ceremonia, un futuro próspero que le lleve como poco al ambón del Pregón universitario. Y me he prometido, y así lo proclamé solemnemente al término del acto, convertirme en vocero y propalador de las excelencias que adornan a la profesora Jurado, candidata firme a ser proclamada un día pregonera oficial de las cofradías sevillanas.
Si a las pregoneras en ciernes que optan en la actualidad a ser elegidas para este preciado empeño las traslado a una metáfora taurina, me atrevo a afirmar sin dudarlo ni un instante que acaba de encenderse en el cielo de la ilusión esperanzada donde titilan como estrellas una nueva que empieza a relucir con la fuerza de José Tomás y el arte de Morante de la Puebla.
Pregunten, pregunten a quienes la escucharon el otro día.
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