Decía en la “entrada” anterior que no hay en la ciudad actualmente ningún espacio escénico cuyo aforo iguale al del Teatro Maestranza. Y que, si persiste el problema con los empleados cuyo convenio laboral exige que se les paguen dos millones de las antiguas pesetas si el Pregón es radiado o televisado, lo sensato es regresar al Lope de Vega y volver a la solución que ya se implantó en 1992, con el de Antonio Moreno Andrade: multiplicar la capacidad instalando sillas y pantallas gigantes en el Casino de la Exposición a las que llegaría la imagen y el sonido mediante un circuito cerrado de TV.
Me consta que esto es generalmente rechazado y que el presidente del Consejo es posible que haya encontrado un patrocinador que afronte el pago de la cantidad exigida, pero pienso que con esto no ha terminado la cuestión. Porque naturalmente el que pone el dinero querrá recibir algo a cambio y las emisoras de televisión y radio dirán que para transmitir el acto y afrontar sus costes altos, plenamente justificados, (no como los del canon suplementario del personal que nadie ha sido capaz de explicar hasta ahora), también tienen que facturar sus servicios por lo que esos doce mil euros del patrocinio en modo alguno presuponen una presencia publicitaria exclusiva y gratuita en los medios que retransmitan el Pregón.
La concurrencia, pues, del patrocinador con los anunciantes ha de quedar diáfanamente especificada para evitar problemas. Porque, de no estar presente en ellos, la contrapartida comercial solo podría llevarse a cabo mediante la publicidad estática y no creo que agradase mucho situar en el escenario detrás de las autoridades una serie de displays alternando con los reposteros.
Además, conviene tener en cuenta una serie de cuestiones que pasan inadvertidas o, por desconocimiento, se valoran inadecuadamente. La publicidad en el Pregón no es un negocio. Cualquier emisora, tanto de radio como de televisión, pero sobre todo estas últimas, han de afrontar un alto coste para prestar ese servicio a su audiencia. Y los spots en la tele local suelen facturarse a unos precios que distan mucho de alcanzar las doradas cifras que pueden suponer algunos. Es más, sometidos los ingresos a un severo balance, estrictamente ni siquiera superen los gastos en muchas ocasiones.
Por si fuera poco, el acto ofrece escasos momentos de interés donde situar los espacios comerciales. Y estos siempre tienen que ser breves.Porque es absolutamente inviable interrumpir el discurso del pregonero con recomendaciones a través de anuncios.
De aquí que, generalmente, los departamentos de contratación de las emisoras estructuren unos “paquetes” de presencia publicitaria en la transmisión de las cofradías en los que se compensan unos espacios con otros y en ellos figura el Pregón que suele tomarse como complemento o regalo del contrato.
Todo esto no son más que breves pinceladas que pueden resultar amargas o inquietantes para los llamados a resolver esta espinosa cuestión en la que ignoro si todas las partes se han sentado a dialogar y si lo han hecho con una postura común de servir los intereses del pueblo, la historia y las tradiciones de la ciudad, sacrificando posturas personales y conquistas laborales que pudieran ser irrenunciables en otros casos, pero que en éste requieren una dosis tal vez poco común de generosidad, ilusión y entrega.
1 comentario:
A ver si lo que van a hacer es ponerle la chaqueta con más pegatinas que el mono de Raikkonen miarma...
Esperemos que todo se solvente sin problemas y disfrutemos todos del pregonasso de Enrique.
Un saludasso.
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