jueves, 28 de mayo de 2009

Del Camino

Nos pasa con el Rocío lo mismo que con los monumentos de nuestro entorno, que a fuerza de mirarlos llegamos a no verlos. El Rocío guarda un acervo poético que se hace terminología coloquial. Y no le damos importancia porque nuestros oídos se han habituado a él.

El Rocío es el camino. Y, para gran parte de los que lo hacen, la Raya real, topónimo que se ha multiplicado en letras de sevillanas y versos rocieros.

La Raya ,que sigue discurriendo entre pinos y eucaliptos, penosa y traicionera, con sus dunas esponjosas que dibujan la senda como caprichosas olas de arena, no es hoy el espacio que se introducía en los campos aledaños sin trabas ni prohibiciones. Es un sendero angosto que discurre entre alambradas y guarderías. Pero tal vez eso haya incrementado sus dificultades y el atractivo misterioso y masoquista al que se enfrentan los rocieros.

Algunas hermandades cruzan la Raya como si desfilasen por la calle Sierpes de Sevilla, por la calle Larios de Málaga o por la calle Concepción de Huelva. Otras lo hacen entre silencios y timoratos pañuelos en las bocas para proteger la respiración del aire a menudo empolvado.
Los animales también suelen comportarse con esas posturas. Y hasta alguna yunta de bueyes puede llegar a negarse a seguir andando.

Los romeros no se angustian ante esas dificultades. Saben de sobras que si un remolque, e incluso hasta un tractor se queda aprisionado en los arenales, siempre acudirá presuroso otro a sacarle del atolladero y que si un par de bueyes se niega a continuar, la fórmula será la que aconsejaron los boyeros antiguos: poner delante otros dos animales emparejados que sigan andando.

Pero aquí entra ese lirismo que impregna el lenguaje llenándolo de belleza.
Las frías descripciones mecánicas son desbordadas por la suavidad arrolladora de las palabras perfumadas de aire marismeño.

Por eso, si ante el verde decorado de la arboleda por la que se filtran los rayos de sol, desfilan, una tras otra, dos carretas simpecados, se deduce que la primera está sirviendo de madrina a la segunda.

Hermoso término: Ir de madrina que llena de poesía expresiva lo que en la práctica no es otra cosa que ir remolcando a la carreta de la que no quieren tirar sus bueyes.

7 comentarios:

Zapateiro dijo...

Sólo un apunte ante la afirmación de que el Rocío es el camino; el Rocío es la Señora, no el camino, es esa bendita madrugá del lunes, no el camino.

Un saludo.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Para mi el Rocío es todo siempre qe esté movido por un solo motivo: La ida ansiosa hacia Ella o el regreso lleno de Ella.
El camino es una parte, el folclore otra, los amigos o reuniones otra, el vino otra y así las que queramos seguir añadiendo pero todo es vacío, todo suplerfuo y todo es un sin sentido si falta la devoción, el amor y la oración a la Blanca Paloma
Saludos.

José Luis Garrido Bustamante dijo...

¡Claro que sí! Digo que es el Camino sin pretender que nadie lo tome en sentido estricto.Es la Virgen.Y,más que Ella,obviamente representada iconográficamente al correr de los siglos con mayor perfección,la devoción hacia Ella y la relación fraterna entre sus hijos que, en mi opinión, se vive haciendo el Camino mejor que en ningún sitio.

José Luis Garrido dijo...

Querido tocayo, lo has escrito muy bien.

Besos y abrazos para todos.

Zapateiro dijo...

Entonces estamos de acuerdo, jeje.

Un saludo.

P.D: maticé porque he escuchado muchas veces tonterías al respecto.

José Luis Garrido Bustamante dijo...

¡Qué buenos y qué inteligentes sois!
Si os encontrara en el Camino podriamos tomarnos una uvita juntos.
Abrazos rocieros.
José Luis.

garridocurbeira dijo...

ehhh colega, parece que tenemos dos cosas en común: una ser blogueros y la otra el garrido, asi que seguimos en este mundo de las letras. Pasa por casa:
http://lacomunidad.elpais.com/garridocurbeira

salu2s desde madrid