Un soneto le dedique a José Antonio Morante de la Puebla que figura en mi poemario “Balconcillo de sol”, librito de versos taurinos publicado por la Editorial Rosa Libros (Sevilla 2006) que finaliza con estos dos tercetos:
Figuras de tu estilo hay muy pocas:
Que Mozart y Van Gogh no menudean.
Por eso van las gentes como locas
y esperan de tus hados, quienes sean,
que escuchen los olés que,de sus bocas,
te lanzan cuando bajan y torean.
Ayer Morante convirtió en animada escena estas palabras, plasmando sobre la arena de la Plaza de Toros de las Ventas la obra magistral de un toreo inspirado y exquisito que ratifica la inclusión indudable de la Fiesta Nacional en el catálogo de las bellas artes.
Y lo hizo ante un público arrobado que abarrotaba tendidos, gradas y andanadas y en el que abundaban numerosos rostros conocidos de pintores, escritores, músicos, comunicadores de prensa, radio y televisión, interpretes internacionales de la pantalla y otros muchos artistas e intelectuales diversos, junto a ese público madrileño, exigente, por buen aficionado, que, ante tal catarata de plasticidad y creatividad taurina, supo disculpar bondadosamente la repetición de algunos de los males reiterados tarde tras tarde por los animales que salen de los chiqueros.
Un transfigurado Morante, intérprete de la magia de unos hados desconocidos, fue escribiendo en lentos renglones de capote y muleta, la más arrebatadora partitura de un Mozart redivivo y trazando con los colores de su paleta de percal y seda una obra nueva del postimpresionismo tan sugestiva como “Los girasoles”.
Ahí queda eso. A ver quien lo mejora. La tarde de ayer ya es historia. La luz cegadora del toreo de José Antonio rebajó con los reflejos de su intensidad todo lo complementario que sucediera en el Coso Venteño. Los hados bajaron desde el cielo de Madrid para que el Maestro de la Puebla concibiese y ejecutase una obra barroca digna de figurar en los más reputados museos de esta Europa culta a la que todos pertenecemos.
2 comentarios:
"Me encanta cuando callado, heredero de De Paula y el poeta de Granada, lo hace todo muy despacio: muy despacio en sus andares, muy despacio con sus gestos, muy despacio dibujando cada paso y cada pase con rumbo hacia el infinito dándole tiempo al tiempo en su larga duración."
Fernando Arrabal
El toreo soñado y hondo
¡Qué bonito! Y qué verdad soñada.
Que escena esa de salir a la plaza vacía el día antes y anticipar la faena ante el toro impalpable de las sombras...
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