El terror nos paraliza, el miedo nos hace huir y la visión del horror nos inclina a mirar a otro lado.
“Niño, no mires” le decimos a nuestro hijo pequeño cuando en la carretera nos tropezamos con el accidente que acaba de suceder y aun se agitan los heridos en sus márgenes.
Pero hay que mirar. Hay que hacer el soberano esfuerzo de mantener las pupilas bien abiertas para intentar comprender lo incomprensible del desastre de Haiti causado por un temblor treinta y cinco veces más potente que la bomba de Hiroshima,según han asegurado algunos científicos que ha dejado más de cien mil muertos según la primera estimación oficial y se ha considerado como el más grave sufrido por aquella población en los últimos doscientos años.
Comienza a llegar el auxilio fraterno : El Ayuntamiento de Sevilla con colaboración económica y humanitaria, la Iglesia con la colecta del domingo, el Banco de Alimentos con víveres y diversas entidades y municipios de la provincia movilizándose para enviar donaciones urgentes a la población desolada por la catástrofe.
Desde la Iglesia, la Diócesis de Sevilla, en sintonía con el mensaje de la Conferencia Episcopal Española, pidió ayer a los católicos que sean solidarios porque las colectas de este domingo se destinarán íntegramente a los damnificados de Haití.
Cáritas y diversas ONG católicas ya han abierto varias cuentas bancarias para recaudar fondos. Y la Obra Social de Cajasol también abrió ayer una cuenta destinada al mismo propósito.
Esto significa que hay que abandonar la inmovilidad, que la paralización que causa una catástrofe de esta naturaleza debe ser superada con una acción común para la que ya se han abierto caminos.
En aquellos perdidos tiempos de la radio histórica los profesionales del micrófono,en una ocasión como ésta, abriamos programas especializados destinados a mover voluntades y recibir donativos.
Con el alejamiento de la ondas cercanas esta posibilidad se ha perdido. Que no se pierda,al menos, la voluntad de colaboración de todos aquellos que nos llamaban a la emisora con su aportación generosa.
1 comentario:
Sin duda, querido maestro, así debe ser. Y, por fortuna, se demuestra que así ha sido en otras catástrofes. La gente responde.
Sólo queda que lo hagan también los gobiernos. Que ellos estén a la altura. Nuestra ayuda es importantísima; la de los gobiernos del mundo es esencial.
Un fuerte abrazo.
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