Me llamaron para darme la noticia luctuosa. Había muerto el número uno de la Hermandad de Los Gitanos. Y había fallecido también el número uno de la Hermandad de la Redención. No era una casualidad. Ni una coincidencia macabra. Es que ambos hermanos eran la misma persona: mi amigo Antonio Lorente.
Llegar a número uno en una lista cofrade tiene su importancia. Es como la medalla de San Hermenegildo a la veteranía de los militares.Pero encierra un pequeño problema: que hay que seguir viviendo mientras caen los que van delante.
Personalmente no he tenido nunca apetencia alguna de alcanzar el solitario guarismo. Y ustedes deberán suponer por qué. Es más: tiemblo cuando recibo carta de las cofradías a las que pertenezco y me atrevo a comprobar mi número.
A medida que se van cumpliendo años, la lista de bajas es aterradora. Y la matricula con la que uno pasa a ser clasificado en la lista general desciende como aeroplano cruzando un pantano barométrico, que creo que es cuando uno padece la agobiante sensación de estar cayendo sin freno ni paracaídas en la calle del infierno.
Antonio Lorente que era hermano de un querido compañero periodista, Manolo Lorente, cuando iba cubierto por su túnica nazarena en la madrugada,delante de la Virgen de las Angustias,o en el lunes Santo en la presidencia de la Virgen del Rocio,estaba deseando encontrar a un amigo para protegerlo en la bulla de los cangregeros y caminar juntos compartiendo el gozo de la contemplación de la belleza.
En mas de una ocasión percibí su presencia y el afecto cofrade del que sabía impregnar todas sus actuaciones.
Ya había superado la frontera de los ochenta. Pero debería haber vivido unos añitos más. Su equilibrio, su mesura y su buen criterio se imponían en las inevitables divisiones cofrades que su bondad natural no llegó a comprender nunca.
Que descanse en paz.
4 comentarios:
Mis más sinceras condolencias, Sr. Garrido.
Usted lo ha dicho, descanse en paz.
Aunque usted no sea el número uno en las cofradías a las que pertenece, sí que lo es como periodista y cronista. No deje nunca de escribir pues, sus palabras, su expresión y la manera de tratar cualquier tema, son insuperables.
Mi mas sentido pésame por la pérdida del Sr. Lorente, y mi admiración y respeto hacia usted como profesional.
En nuestras filas ocupamos el lugar de hermanos que nos antecedieron y el nuestro será ocupado por futuros hermanos y asi toda esta bendita cadena se cierra con el vinculo común del amor a nuestros titulares, que nos esperan junto a los nuestros en el cielo prometido por el que está en San Lorenzo, no hay duda.
saludos cordiales, maestro.
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