Por analogía, la virilidad como derivada de varón y cuyos sinónimos pueden ser hombría o masculinidad se presume valerosa, gallarda y responsable. Y en sentido contrario, la falta de ella se contempla como irresponsabilidad, timidez o cobardía.
El otro día me senté a ver la tele por la tarde, cosa que no suelo hacer a menudo y mi mujer tenía sintonizado el programa de Sandra Davidiu en Antena Tres. Me quedé un rato a verlo. Me prendió y permanecí ante la pantalla picado por la curiosidad de conocer cómo se resolvía una situación que habían planteado y en la que tres mujeres, entrevistadas una tras otra, confesaban haber sido engañadas por el mismo varón.
Las tres, que no se conocían hasta que acudieron al plató y fueron descubriendo paulatinamente la superchería de su engañador, coincidían en la estratagema que había utilizado para conquistarlas, su modus operandi para introducirse sibilinamente en sus casas y, por supuesto, lo que había trincado de cada una desapareciendo más tarde.
Siguiendo la mecánica del programa, la presentadora pidió a las tres mujeres que se retiraran, las hizo pasar a un estudio contiguo desde el que atendían a su desarrollo y sus telespectadores las veían a ellas, e invitó a entrar al interfecto: Un muchacho bien parecido, de veintipico años, sonrisa seductora y ojos chispeantes que confesó ignorar porqué lo habían convocado con el argumento de que alguien había dejado un mensaje para él, aunque parecía desprenderse de sus respuestas que aguardaba un grato encuentro motivado por anteriores contactos en Internet.
Cuando Sandra pidió que volviesen a entrar las tres mujeres, palideció, se le entrecortó la voz y solo pudo atinar con la débil excusa de “yo no puedo seguir aquí” y se le vio escapar apretando el paso, mirando hacia atrás por si era seguido cruzando los pasillos interiores de la emisora hasta que lo detuvo micrófono en mano un reportero inquiriendo las causas de su huida.
Entre tanto, en el plató, las tres mujeres burladas coreaban un indignado ¡cobarde! que ponía fin al episodio.
Me reí mucho al principio y me ha hecho pensar después acerca de la cantidad de cobardes que, alardeando de virilidad, se acercan hoy a las confiadas depositarias del bello sexo, siempre sensibles, siempre dispuestas a caer en las redes del amor y víctimas de las consecuencias de estas actitudes egoístas e irresponsables. Hoy es un engaño y mañana puede ser un embarazo no deseado en tanto que sus seductores, como el protagonista del programa de televisión, huyen por los pasillos mirando hacia atrás temiendo ser perseguidos.
Y no soy machista. A ellos les puede suceder también. La diferencia es que ellos suelen ser más cerebrales… y no se quedan embarazados.
3 comentarios:
hola don joseluis.muy cierto todo lo que dice si ellos quedasen embarazados otro gallo cantaría por que no les pasaria 2 veces,encambio las mujeres conforme van pasando los años,y al estar solas y necesitar cariño,hacemos muchas tonterías,tan malo es querer un poco de amor y cariño?.me gustaría poder invitarlo a una boda a usted.pero me gustaria poder decirselo de forma que no lo lea nadie si me explica porfavor como hacerlo, se lo agradeceria muchisimo.
Con permiso y si se puede, he llegado aquí a través del blog de Juanma.
Estoy de acuerdo en lo que dice, es ridículo... pero me temo, y siento decepcionarle en esto, que la mayoría de estos programas están amañandos, se les paga por interpretar a veces, no son verdaderos. Hoy hay mitad y mitad. Lo siento, he trabajado en televisión y sé que casi nada es cierto. Ellas habrán hecho su agosto saliendo en el programa, llamándole cobarde, aunque no digo que algún encontronazo no hubiera,algo de verdad, pero la historia, como la contaron, no fue así casi seguro.
Saludos cordiales y perdone la precisión.
estimado don Joseluis.
paso a desearle feliz dia del trabajador.
Publicar un comentario