No hay que explicar lo qué es un “cementerio de elefantes”, uno de esos inventos creados con la única finalidad de colocar a todos los políticos destituidos para que sigan mamando de las ubres del presupuesto.
Ahora hemos atendido con justificada sorpresa a la edificación de un panteón en ese camposanto donde se ha encerrado al odioso paquidermo que ha destrozado la cacharrería.
Al panteón le han llamado Mocloa y el elefante ya saben ustedes cómo se llama.
El público no aplaude porque lo sacude una ira sorda cada vez más crecida en tanto contempla cómo el porvenir de todo un país se tiene que someter a las conveniencias de los partidos regionalistas y, encima, sus responsables tienen la osadía de pretender justificar sus actitudes coincidentes como si el resto de la ciudadanía fuésemos tontos de baba.
Menos mal que la prensa libre, y al decir esto me refiero también a la radio y a la televisión libres, han reaccionado con cordura. “El Mundo”, por ejemplo ha publicado una foto impensable meses atrás en la que con gestos serios, el presidente Zapatero y sus dos señoras y el señor, vicepresidentas y vicepresidente, ( Bibiana sigue aún ) aplauden con desgana la aprobación del Decretazo por un solo voto. El título es un acierto periodístico: “Hundidos en su victoria”.
No hay que decir más.
Pero sí es la puerta para seguir pensando a quienes arrastrará este hundimiento o quienes se salvarán por encabezar contra el enloquecido capitán un nuevo Motín del Caine.
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