jueves, 16 de octubre de 2008

La crisis. Consecuencias inmediatas.

No se si han dado cuenta de los primeros efectos de la fementida situación de la economía. Ha crecido notablemente el alistamiento en las filas del Ejército y algunas, no pocas, de las joyerías y otros establecimientos, especializados en la venta de oro por lingotes, se han quedado sin existencias.

Desde que el servicio militar obligatorio desapareció en el 2001, las Fuerzas Armadas sufrieron una gran merma de soldados que la profesionalización no fue capaz de suplir. En enero de 2005 empezaron a sonar no los cornetines de órdenes que había que sustituir por grabaciones en cd sino los timbres de alarma ante el inquietante descenso hasta 70.632 militares, el número más bajo desde la situación anterior.

Las paupérrimas cifras de alistamiento obligaron al ex ministro de Defensa Federico Trillo a permitir en 2002 el ingreso de inmigrantes en el Ejército, aunque sólo en dos unidades de choque: la Bripac (Brigada paracaidista) y la Legión a quienes tras firmar un compromiso de seis años se les facilitaba la obtención de la nacionalidad española. Pero no bastó y ya con José Bono como ministro al cargo de la cartera se alcanzó el mínimo histórico de efectivos, por lo que el Gobierno adoptó una serie de medidas urgentes. Se aprobó la Ley de Tropa y Marinería, se anunciaron nuevos y mejores sueldos y se favoreció la integración de las mujeres.

Ahora se ha conocido que la especial situación que estamos viviendo ha disparado (y el verbo aunque sea de fogueo viene bien aquí) la demanda de plazas militares hasta un setenta por ciento lo que incluso ha permitido una selección entre los peticionarios. O existen más inmigrantes que se animan a vestir el uniforme o un sector de la juventud hispana se decide por el empleo militar como opción preferible a quedarse parado por la creciente disminución de los puestos de trabajo.

En cuanto al oro, está claro que en un momento en el que ni siquiera los propios bancos confían en sí mismos, los ciudadanos buscan desesperadamente un valor en el que invertir su dinero con garantías. La demanda se ha disparado (otra vez el dichoso verbo) y el metal precioso está empezando a escasear. La empresa Oro Direct ha agotado su stock y se ha visto obligada a suspender los pedidos.

La volatilidad de la bolsa, la tendencia bajista del mercado inmobiliario y el temor a una subida de impuestos sobre bienes raíces hacen aún más atractiva la inversión en el metal áureo , que se ha revalorizado un 25 por ciento anual en los últimos cinco años y que puede seguir subiendo según van las cosas.

-- ¿Y a mí qué? – me preguntaba uno de esos inocentes filósofos callejeros con los que afortunadamente tropieza uno de vez en cuando – Ni soy joven. Ni tengo dinero.Ni me van a dejar pasar desde la puerta del cuartel – si es que no me interpelan con el simpático “¿qué se le ha perdido por aquí, abuelo?” – ni mucho menos va a salir a recibirme el director de la sucursal bancaria donde me ingresan mensualmente la pensión.
A duras penas llego a fin de mes. ¿Problemas por el dinero?... Les duele la cabeza a los que lo tienen. Los que pasamos con lo justito, pues, mira, ¡tan felices!

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