martes, 27 de enero de 2009

¡Bien por Zapatero!

Los que me conocen habrán pensado apenas hayan leído este título que me he dado a la bebida, que he penetrado sin remedio paliativo en un progresivo deterioro senil o, simplemente, que he sucumbido al síndrome de Estocolmo.

No hay nada de eso. Gracias a Dios me encuentro en perfecto estado de salud, pretendo retirarme del consumo de bebidas alcohólicas para recuperar la pérdida estética personal y no he sido raptado por ninguna secta ni grupo de presión.

Pero mi aplauso sigue manteniéndose y paso a justificarlo para evitar especulaciones innecesarias. El presidente, pasándose por el arco del triunfo al Congreso de los Diputados y acudiendo directamente a justificar su actuación ante unos nuevos y, según las técnicas de la demografía y la demoscopia, impecables representantes estadísticos del pueblo soberano, ha demostrado por vía de facto la inutilidad actual de la política parlamentaria.

Ante tal actitud, que sería tildada de escandalosa en cualquier país con acrisolada cultura democrática, aquí se ha visto que los periodistas se han rasgado más las vestiduras que los políticos.

Por otra parte y, aun asumiendo las nuevas formas de relación gobernante-gobernados, analicen la programación televisiva de la poderosa cadena nacional. Si ayer protagonizó el mejor horario de prime time el Jefe del Ejecutivo,precedido de un apoyo anunciador importante,hoy tendría que estar ante las mismas cámaras y en las miasmas condiciones el Jefe de la Oposición. ¿Es así?... Pues no señor. Rajoy estará… vaya usted a saber cuando.

En la década de los setenta me había invitado Inter Naciones a visitar la televisión germana y fui testigo de una comparecencia en ella del Canciller Federal. Inmediatamente el socialdemócrata Willy Brandt que estaba en la oposición reclamó su derecho a intervenir con el mismo tiempo y en las mismas condiciones lo que, por supuesto,le fue concedido sin objeción alguna. Así se explica la “nueva Ostpolitik” que le permitió a la República Federal realizar un aporte propio a la distensión entre el Este y el Oeste. Lo mismito que aquí.

Ayer vimos a un Zapatero capaz de mantener inalterado su discurso de cuento de la Lechera con independencia de los acontecimientos. Hablar de la economía como “un estado de ánimo” ante la situación de pesimismo generalizado es un chiste inadecuado y mordaz. Por eso, tal vez lo mejor fue la intervención de ese invitado que destacó la buena calidad de la exposición del presidente, pero su distancia abismal de la realidad.

¿Buen discurso?... Es lo menos que puede esperarse del trabajo de sus 77 asesores, 77, con los que él cuenta en la Moncloa como directamente reconoció.

Y los pagamos todos. Lo mismo que a los políticos restantes. ¡Para lo que sirven!
Lo tengo que repetir al final: ¡Bien por Zapatero!

2 comentarios:

José Luis Sánchez Domínguez dijo...

¡QUÉ LÁSTIMA QUE COMPARTA EL SEÑOR PRESIDENTE NUESTRO NOMBRE, SEÑOR BUSTAMANTE! ¡QUÉ AUSENCIA TAN DAÑINA DE ARISTÓTELES EXISTE EN LOS POLÍTICOS ACTUALES! Su verbosidad es tan vacua como hiriente. Dios nos coja confesados. Un abrazo. Sigo su blog.

José Luis Garrido Bustamante dijo...

Bueno y oportuno es recordar a Aristóteles en el dia de Santo Tomás de Aquino.
Gracias por seguir el blog.