Menos mal que el Alcalde de Sevilla tiene a Rosamar Prieto Castro como teniente delegada de la Feria y las Cofradías. Rosamar es un salvavidas impagable y oportuno.
Ha dicho el inefable don Alfredo que él tiene la última palabra en la ampliación de la Carrera Oficial. Y menos mal que, detrás del burladero, asomaba la montera de la edil, con el capotillo de los quites que premia el equipo médico de la Maestranza, a las órdenes del doctor Ramón Vila, presto a evitar la desgracia en el segundo brevísimo del milagro.
Prieto modificó sutilmente el alcance de estas palabras matizando que el Regidor no quiso decir eso y defendió la búsqueda de consenso por parte del Ayuntamiento diciendo que «Todo el mundo sabe que la ampliación de la Carrera Oficial es una pretensión que se tiene desde hace siete años, pero se es consciente de que no se puede imponer nada. Se debe llegar a un acuerdo con el Cabildo Catedralicio en el caso de que la ampliación afecte a la entrada y salida de las cofradías en la Catedral, como aclaró el cardenal, Carlos Amigo Vallejo, a finales de 2008.”
El día que en el hemiciclo de los concejales del municipio se instale el sillón D, que no es el de los dispendios al que tan acostumbrados están, sino el de la Diplomacia que ejercen callandito solo unos cuantos, generalmente incomprendidos por sus congéneres, en él encontraremos sentada a Rosamar como antes estuvieron los que sostuvieron su cartera desde Gonzalo Crespo al Poeta de Archidona.
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