¿Han visto ustedes la miradita que le echa el ministro Solbes al no menos ministro Sebastián cuando los dos hablaban de la etérea crisis y se contradecían?
Es que la cosa tiene tomate: mientras el ministro Pedro Solbes, que, no se olvide, es el máximo responsable de la nave de la Economía, anunciaba que el crecimiento en el segundo trimestre fue del 0,1% o 0,2% y descartaba la posibilidad de que se registren ratios negativas, Miguel Sebastián, afirmaba que la situación es de "casi recesión". O sea que el capitán de la nao dice una cosa y el jefe de máquinas – Sebastián es ministro de Industria- lo corrige.Como para tirarse de cabeza al mar sin esperar el atraque a puerto en esta agitada travesía.
La miradita se justifica. No se la pierdan. Ni tampoco la desviación óptica del aludido que
prefiere mirar a otro lado. Toda una anécdota gráfica digna de pasar a los más cuidados archivos.
Y, hablando de anécdotas. El maestro Burgos me citaba el otro día en un precioso artículo dedicado al tema. Lo supe antes de que el ABC llegara a mis manos porque eso es lo que me ocurre siempre con el periódico, que alguien se me adelanta y lo lee antes que yo.
Esta vez fue en Córdoba donde yo estaba para asistir a la boda de mi hijo Antonio. Allí apareció uno de los invitados, como corredor sanferminero de las ocho de la mañana, con el periódico liado tal que se preparase para golpear con él la cabeza de las reses.
Y me sentí honrado como siempre me sucede cuando Antonio me hace la atención de mencionarme en alguno de los textos que firma y, desde entonces, me da vueltas en la cabeza, otra vez, esto de los sucesos curiosos, singulares y, casi siempre, divertidos, o de las frases ingeniosas y felices que alcanzan la categoría de anécdotas a los que dediqué algunos de mis libros.
Atendiendo a estos dos cauces por los que nacen y se desarrollan, el acontecimiento o la frase, pienso que toda anécdota, sea visual o verbal, esaboría o con gracia, necesita unos ojos que la sepan ver, o unos oídos aguzados que la recojan, una memoria con espacio para archivarla, un regusto conversador y tertuliano que la divulgue y una pluma bien cortada que, llevada por la mano experta del escritor, concluya perpetuándola en el papel. Por desgracia todo esto no existe hoy en la medida que fuera de desear. Por eso cuando advertimos que la anécdota acaba de nacer debemos cuidarla con el mismo esmero que en la actualidad dedican los zoólogos a las especies en peligro de extinción.
Porque nacer, nacen. El otro día, sin ir más lejos y en la misma Cordobita entrañable y cultísima a la que denominan llana y no sé por que después de subir y bajar por sus cuestas, en una reunión de mediodía, en la que estaba presente Luis Carlos Peris, se preguntó a dónde iban los contrayentes en viaje de novios.
-- A Canadá y Alaska, contesté, recordando el proyecto que mi hijo me había anunciado. A lo que Luis Carlos respondió de inmediato:
-- Eso está muy bien. Allí refresca mucho por las noches.
Coincidirán conmigo en que la anécdota de Solbes y Sebastián es visual y esaboría y la del compañero de Diario de Sevilla tiene una gracia que no se puede aguantá.
4 comentarios:
De acuerdo Sr. Garrido, tomo nota de sus comentarios. Usted habla de anonimato, pero es incapaz de nombrar a los hermanos que usted insulta en su entrada de 26 de junio. ¿Cómo se atreve a hablar con esa mala uva literaria de esas personas? El padre ha trabajado por la hermandad durante muchos años, y desde luego mucho más que usted, que es muy antiguo pero poco más. Le recomiendo que lea la respuesta larga que le ha puesto un lector a esa entrada. Me consta que lo que ahí se dice es cierto. Yo añadiría una cosa más: ¿cómo se ha atrevido a criticar al señor Huelva de esa forma en las elecciones de la hermandad, si todo el mundo sabe que esa persona fue decisiva en su nombramiento como pregonero de la Semana Santa? Desde luego, no pretenderá hacerme creer que lo nombró el Espíritu Santo encarnado en la junta superior del Consejo. En fin, me habla usted de anonimato, pero yo le hablo de rencor: usted dice que ese padre del que habla le ha hecho daño, pero yo le digo que usted no puede hablar de daño, pues todo el mundo recuerda (y yo también) sus poemas en los que anhelaba la vara dorada y sus discursos golpistas en comidas de hermandad.
Así que seamos hermanos, señor Garrido. Yo solo comentaba que usted ha borrado un comentario, lo cual es cierto, aunque no lo reconozca. Me ha atacado gratuitamente, y así pienso decírselo cuando tenga ocasión de verle personalmente. Si le he dicho todo lo anterior es para que sea consciente de la realidad de los hechos antes que atacar a diestro y siniestro a hermanos-amigos míos y de los que conozco bien su amor a la Hermandad- de solera en la hermandad, que han sido sustituidos por otros que, esperemos, se labren esa solera con su trabajo. Un saludo.
D.José Luis espero le transmita a su hijo Antonio mis felicitaciones por su reciente enlace. Lo que no me perdono es haberle tenido en mi ciudad de Córdoba y no haberme enterado. Con las ganas que tengo de conocerle. Espero que algún día sea posible. Un saludo.
Acabo de leer comentarios que me han dejado frio. Siento verdadero asco por los autores, anónimos cobardes,de los citados comentarios. Rezuma envidia manida por los cuatro costados cada palabra. Hay verdadero odio en cada letra. Y lo peor de todo es que estos comentarios están hechos por elementos que pretendian convertirse en los amos y señores de de una hermendad.
Deben haber olvidado que una hermandad es justamente lo contrario. Me alegro, no saben ustedes como, tanto por su perdida en las elecciones como por la demostración de personas de baja calidad que sois. Habeis sido vosotros los que os habeis mostrado tal y como sois de verdad, y dais pena.
Por cierto, yo tambien estoy deseando encontrarme con vosotros cara a cara. No sabeis las ganas que tengo.
Estimado Sr. Garrido:
Me permito poner enlaces a entradas de mi humilde blog (también soy nuevo en estas lides) que sirvan en parte para contestar a alguno de los que por aquí dejan sus comentarios y al mismo tiempo para ilustrar un poco el tema.
El escaparate de las vanidades
Saber irse (e incluso ni llegar)
Elecciones cofrades
Le felicito por su blog que sigo con interés.
Un saludo
Pd: Desde luego los hay por ahí que son jartibles.
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