jueves, 21 de agosto de 2008

Recuerdo imborrable del avión siniestrado.

Hoy, yo también estoy de luto. Con la bandera a media asta de mi ánimo. Con la preocupación encendida de la pregunta inquietante: ¿cómo ha podido ocurrir?...
Me cuesta no hacer conjeturas y desbrozar las críticas, precipitadas por fuerza y, tal vez, injustas.
En vez de escribir me apetece rezar. Por los que se fueron envueltos en llamas.Por los grandes quemados que entraron en el hospital hablando e ignoran si supervivirán pasados dos o tres días… por las familias que aun guardan en sus oídos el eco de las voces de sus seres queridos acogido por la tecnología del teléfono móvil… Por todos.
El que quiera que me siga.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por los que se quedan, sus familiares y amigos.

arimatea en el exilio dijo...

Yo te sigo

Anónimo dijo...

Me uno a su oración por el eterno descanso de los fallecidos, el restablecimiento de los heridos y el consuelo de los familiares.
Un antiguo alumno de su hermano Rafael.