viernes, 24 de octubre de 2008

Zoido y el Cardenal Segura

El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, alertó hoy de la aparición de un nuevo foco de prostitución en la calle Trastamara de la capital hispalense, y consideró "lamentable" que el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, "mire para otro lado en lugar de atajar este grave problema".

Zoido criticó "la situación de inseguridad, los escándalos, el tráfico de drogas y las peleas" que se producen a consecuencia de esta actividad.
(De la prensa)

Apenas he leído esta noticia, que recojo de la versión para Internet de uno de los periódicos donde ha sido publicada, he evocado la figura imponente del eminentísimo y reverendísimo señor doctor don Pedro, Cardenal Segura y Saenz,Arzobispo de Sevilla.

¿Y qué tiene que ver el Cardenal Segura a quien los jóvenes tal vez no recuerden con el entusiasta y trabajador político portavoz del PP?... Pues lo vamos a ver enseguida trayendo a la memoria un luminoso espectáculo teatral que no me atrevo a precisar si se desarrollaba sobre el escenario del San Fernando o del Cervantes, pero sí rememoro que se llamaba “La Blanca Doble” y contaba con un chispeante libreto debido a la fecunda inspiración de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez y una muy pegadiza partitura original del aplaudido maestro Jacinto Guerrero.

Era una revista, aunque aparecía en los carteles como humorada cómico lírica, que puede erigirse hoy como paradigma del éxito arrollador que cosechó este género en los teatros de los finales de aquellos años cuarenta, con atrevidos centímetros de menos en los escotes y las faldas de las jovencísimas y atractivas componentes del cuerpo de baile o de las vicetiples, escultural presencia de la protagonista femenina y desvergonzados actores humoristas.

Todo esto, preparado concienzudamente para hacer las delicias de los espectadores.

Naturalmente encontró desde el primer momento el rechazo frontal del purpurado, hombre de gran rectitud, fuerte carácter y católico intransigente, que si se oponía al fascismo y demostraba continuamente su carencia de tacto diplomático originando enfrentamientos con los poderes establecidos, primero con las autoridades de la República, más tarde con la dictadura del general Franco y en más de una ocasión con la Santa Sede, poco le importaba hacer la crítica más despiadada de un atrevido espectáculo teatral con muchachas generosamente destapadas y diálogos provocativos.

Muy probablemente el Cardenal no fue nunca espectador de aquello, ni siquiera perdió su valioso tiempo en ojear el libreto. Habló y comentó siempre por referencias. Eso sí: De personas discretas y de su total confianza porque, aunque ya dejó escrito su biógrafo, el recientemente desaparecido canónigo y periodista Francisco Gil Delgado, que su carácter, recio, austero y escasamente dúctil, apenas se dulcificó durante su vida, fue de lealtades incondicionadas.

Pero como la comunicación siempre ha funcionado así, las soflamas del Cardenal Arzobispo servían paradójicamente para lo contrario que él deseaba: como sugestivos traylers del espectáculo. Que don Pedro aprovechaba la Sabatina en la Catedral para lanzar anatemas sobre “La Blanca Doble”, al domingo siguiente se acababan las entradas para las dos funciones. Que el Cardenal hablaba de otra cosa, empezaba a flojear la taquilla.

En todo esto pensé cuando al final de la denuncia justificada del edil del PP se invitaba a los lectores a enviar sus comentarios y el primero decía:

Gracias Zoido,desconocía este sitio .
(Pepe el Putero 22.10.2008, 14:49 )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Originalísimo, José Luis, me he reido mucho con el articulo. Enhorabuena.- Un garridista anónimo