El día de hoy ha empezado ayer.Cuando vendimos o intercambiamos la última participación de lotería y apretamos la gavilla de los sueños que tímidamente finalizan en el trono áureo de los millones.
Soñar no cuesta nada, es bonito y está al alcance de todos.La de la Navidad es, más que ninguna otra, la lotería de los sueños. Por eso resultó publicitariamente tan efectivo el calvo que la anunciaba años atrás en televisión como personaje mágico con el actor inglés que había encontrado en la agencia que le asignó el papel el mejor contrato de su vida.
Una señora austera de mente germánica, cuadriculada y estricta acude en cada ocasión a destrozar las quimeras: Doña Estadística. Este año ha aguzado sus invectivas y ha cargado de agua aun más fría el jarro que vuelca inclemente sobre las aladas palomas de las ilusiones advirtiendo que existe una sola posibilidad entre ochenta y cuatro mil de que nos toque el gordo. Ganas de meter la pata.
La crisis ha restringido el consumo. Era de esperar. Dicen que se ha vendido un tres por ciento menos.Pero también se ha sabido que todo lo que se ha comprado se ha repartido más. O sea que, en este caso, se ha dejado en el arcen el egoísmo para ser más participativos. Esto es bueno y navideño.
La cantinela de los niños del Colegio de San Ildefonso, encargados de vocear los números, treinta y seis en total, que ya son varones y hembras, blancos y de color, españoles y foráneos, se ha oído este año como siempre, aunque el final en euros siga sonando peor que el antiguo de pesetas.
Unas trescientas personas han sido testigos directos en el salón del edificio de loterías de la calle Guzmán el Bueno de Madrid de este reparto de dos mil trescientos millones de euros que se celebra por última vez en esta sede.
Felicitémonos si nos ha tocado algo. Si no, busquemos una de esas frases que se utilizan, año tras año, como lenitivo contra la suerte adversa.
Y entra ellas, no nos olvidemos del Niño, que éste sí que nos hará ricos.
1 comentario:
Otro año igual, querido profesor, sin tener suerte en la lotería. Pero en fin, no me quejo, hace ocho meses me tocó el gordo en forma de niña (hija) y no me quejo. Esa es la mayor lotería que te puede tocar.
Un fuerte abrazo y que pase, querido profesor, unas felices fiestas en familia.
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