martes, 2 de diciembre de 2008

José Luis Gómez de la Torre.

No hay nada que hacer. Hay que pedir a Dios que se lo lleve cuanto antes.
Es duro oír esto cuando se pregunta por un amigo y el que contesta es quien conoce a fondo sus angustias de las últimas horas.

Me interesé por la salud de José Luis al que proyectaba visitar en su nueva residencia en el Hospital de San Juan de Dios de la Plaza del Salvador y un muy afecto a él me habló de esa forma impactante. Lógicamente le pregunté si procedía que anulara mi visita y me repuso que sí.Porque además lo más probable es que no me reconociera.

A José Luis le habían tenido que amputar una pierna en los últimos días y me confesaba este pariente tan cercano a él que le parecía que aun no lo había advertido.

Así estaba el que fuera letrado prestigioso, cofrade ilustre, Hermano Mayor electo de la Hermandad del Gran Poder y pregonero de la Semana Santa del año 1976.

Todavía habitaba en su modesto, pero muy digno piso, de la calle Pascual de Gayangos cuando le visité para que me hiciera unas declaraciones para el espacio dedicado a los pregoneros de la Semana Santa del programa “Carrera Oficial” que yo dirigía en Onda Giralda TV.

Juntos recordamos aquellos días que luego habrían de ser inolvidables para mí. El de la designación, los de la zozobra preparando el texto, la jornada grande de su lectura en el teatro…

Supe por el familiar que siempre estuvo más unido a él y hacía las veces de su secretario que, cuando lo escribió, prácticamente se lo dictó de un tirón, aunque luego procedió a corregirlo y a dotarlo de los inevitables retoques. No me extrañó esta confidencia porque ya sabía de su amplia cultura y de su profunda formación religiosa que incluso lo situó en una época de su existencia a las puertas de un seminario monástico.

Años después mantuve con él una amplia conversación, acompañándole mientras tomaba el sol, sentado en un velador a las puertas de la Residencia Hospital del Pozo Santo. Se había habituado a duras penas a su nueva situación, acogido por la benemérita Orden Hospitalaria, siempre amparado por los diligentes y silenciosos oficios de sus hermanos del Gran Poder.

Mantenía abierta su curiosidad y encendidos sus proyectos y me desveló que estaba redactando los últimos renglones de una novela que ignoro si al final la acabaría y podría enviar a cualquier editora.

Su Señor del Gran Poder se lo acaba de llevar. Falleció el pasado viernes 28 y en su memoria se ofició el funeral córpore insepulto el domingo treinta a las diez de la mañana en la Basílica.

Que descanse en la paz de Cristo y, como estará a su lado, que pida por nosotros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...


Se que han pasado años, pero acabo de volver a leer este escrito sobre José Luis, y no quiero dejar de preguntarle si se editó la novela que estaba terrminando de escribir, y si así fué, que me dijera el titulo y editorial para buscarla.

De antemano le doy las gracias.
Carmen García Paúl

Anónimo dijo...

Le rogaría contestación a mi comentario del 23 8 15
, gracias