No se ha medido, y desconfío que se vaya a medir, el desequilibrio psíquico que ha causado la huelga del transporte, con sus inevitables repercusiones en aspectos absolutamente vitales para todos como el suministro de las subsistencias, en dos sectores tan vulnerables de la colectividad como son el de los mayores y el de los niños.
Para las personas de edad, su casa, su pan y sus potingues conforman el plano sobre el que se asienta su estabilidad emocional y si dos de las patas de este trípode son agredidas, ésta se rompe irremisiblemente.
Rastreando los programas radiofónicos de esas horas nocturnas en las que el pálpito vital de quienes dejan la huella titubeante de sus vidas en el camino hertziano ofrece compañía a nuestro desvelo, he recogido curiosas muestras de este desequilibrio: Una mujer de unos sesenta años había adquirido noventa cajas de leche y más de cien rollos de papel higiénico… un hombre que parecía hallarse en el entorno de los setenta se llevaba cincuenta pollos… en una farmacia otra criatura de similar edad, sorprendida y asustada, había comprado no sé cuantos rollos de algodón y parecida exagerada cantidad de cajitas de aspirina…
En circunstancias excepcionales no existe módulo para el acopio de víveres y medicamentos. Las previsiones se justifican por un atávico temor a lo desconocido.
Es como cuando la tierra se pone a temblar sin aviso previo. Ante el terremoto el terror paraliza o desboca a todos aquellos a quienes sorprende y la decisión suele desarrollarse por sendas imprevisibles.
Pero siempre los ancianos y los niños resultan las víctimas más vulnerables.
Varias mamás jóvenes se quejaban el otro día enviando mensajes desde sus móviles, que se mostraban sobreimpresionados en la pantalla de Antena tres, porque carecían de leche para sus bebés.
Y los mayores se ven obligados a rememorar esos tiempos de hambre y miedos de la posguerra que descienden hasta los más profundos de la guerra misma para los más ancianos.
Esto sí que es memoria histórica y no un artificio coyuntural banalmente caprichoso.
1 comentario:
Buenas tardes Sr Bustamante.La verdad es que es de verguenza.La diferencia entre el producto de salida al de entrada en el super puede variar hasta en un 400%.
Loa más perjudicados la gente mayor.
Ojo¡, que con el gasoil estamos todos perjudicados ya que todo el mundo coge el coche para ir a trabajar ....
En fin amigo la Canina seguirá cavilando ......
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