Habían llegado los dos con gesto adusto y sin deseo alguno de hablar. Ya se lo habían dicho todo y no era cosa de abundar en las mismas ideas ni de repetir iguales palabras con las que ninguno de los dos conseguía alejar la sombra de preocupación y de tristeza que, desde hacía unas horas, se extendía sobre ellos.
Ahora habría que dar la noticia al resto de la familia. Pero sin prisas y disimulando todo cuanto se podía las frases amargas que resumían la situación. A todos les afectaba, aunque a ellos de manera personal y directa. No concebían la vida de otra forma ni habían supuesto nunca que tuvieran que desprenderse de esa parcela de poder y de consideración social. Por mucho que le daban vueltas y vueltas en la cabeza no conseguían entenderlo porque nunca habían tenido el valor de suponerlo tal y como se había producido.
El mayor frisaba los cincuenta años. El más joven probablemente habría cumplido ya la mitad y siempre había seguido los pasos del anterior que era su progenitor. Cursó su misma carrera, como él. La mantenía sin acabar, como él…
Y había abrazado con ostensible éxito su misma actividad en la vida que le mantenía ocupado y esperanzado en su porvenir.
Se negó a suponer nunca que la tesitura que ambos empezaban a vivir desde hacía unas horas fuese a producirse alguna vez. Aunque ciego no era y, desde un tiempo a esta parte, las cosas empezaban a cambiar mucho. Pero siempre confió en la habilidad de aquel cuyos pasos seguía para mantener el rumbo de la nave según su conveniencia.
Ahora había dejado de ser así. La tormenta la habían visto venir y no habían sido capaces de capearla.
Las preguntas fluían una tras otra encadenándose con dinamismo sin el asiento de alguna respuesta sólida. Las más escindiéndose en dos con sus tesis y antitesis correspondientes.
Inútil hallar un culpable. Difícil por supuesto. Pero infructuoso, desde luego. Cuando, se quisiera o no… se asumiera o se rechazara, la historia empezaba a ser escrita por una pluma diferente.
Ninguno de los dos se confesaba idóneo para dibujar el futuro que se perfilaba en el horizonte con trazos imprecisos y oscuros. Y menos que nadie el más joven que, desde que llegó al mundo, no había conocido otra cosa. ¡Se dice pronto! Casi un cuarto de siglo. Se había preparado concienzudamente y los que le conocían decían que tenía madera. Estaba dispuesto a llegar más lejos que su padre que siempre se había mantenido en puestos secundarios desde los que poder ejercer influencia sin notarse demasiado. Pero ya sería imposible. Se le acababa de cerrar el camino.
Esa noche la candidatura de la Hermandad de Penitencia en la que, como siempre en los últimos años, figuraban los dos, en puestos distintos, había perdido las elecciones.
15 comentarios:
chapeau
Como siempre, espectacular.
Y me alegro del cambio, los puestos en las juntas de gobierno de las hermandades, por mucho que algunos se empeñen, no son vitalicios. Aunque muchos se crean con autoridad suficiente para perpetuarse en el puesto por apellidarse de una u otra manera.
El problema es que la astilla es peor que el palo, y mira que el palo hay que echarle a comer aparte...
Le das demasiada importancia al hijo, ese no va a llegar a nada en la Hermandad. Aunque el padre tampoco creo que llegara a ser alguien.
Ahora solo queda esperar que los entrantes cumplan las promesas que realizaron a cambio de votos.
cuales te icieron?
La entrada de 26 de junio está repleta de datos inexactos y de una mala uva propia del autor de este blog. Ni siquiera se atreve a decir nombres, señor Garrido. Además, su presencia en la Hermandad se remonta a tiempos prehistóricos de donde nace su rencor contra el padre, que intenta canalizar con el hijo, al que me apuesto lo que sea que apenas conoce. Repugnante.
Esto solo se entiende si el autor del blog chochea o le ataca el alzheimer
Lamentable k un tio con 9 años en la hermandad y sin haber ido a muchos cabildos de oficiales cuando era secretario salga de hermano mayor, y encima viene de san esteban... MENUO PERSONAJE LOKO!!!
Yo también sé escribir cuentos, y te voy a contar uno, lo que pasa es que en este caso el cuento, es verdad.
Hace 30 años, el entonces grupo joven de la Hermandad del Calvario estaba comentando la posibilidad de que fuera Hermano Mayor, el flamante e insigne periodista Jose Luis Garrido Bustamante. Uno de los hermanos, figura histórica y mítica dentro de la Hermandad, los miro y digo esta frase lapidaria: “no engañaros, ese niño es TONTO”.
Han pasado los 30 años, y entre ripio y ripio, has demostrado que tan ilustre hermano, tenía toda la razón, su análisis psicológico era perfecto.
Belmonte, ante el cadáver de Joselito dijo: “me has ganado la partida”. Y tu, ante el cadáver del enemigo pensaste: “me has ganado la partida, buscaré otro a quien culpar de lo gilipollas que soy”. El primero que pasó por allí, fue el elegido para esconderte de tus propios complejos. Creaste un bulo que tú sabes es mentira, y llevas 20 años rumiando que no te eche ni cuenta. Tu conciencia es tu problema.
Hay que ser ruin para insultar a otra persona insultando al hijo, y hay que ser mal periodista para no documentarse ni lo mas mínimo: (22 años, 4º Derecho, expediente lleno de matriculas.)
Yo cada vez que te recuerdo, me das vergüenza. Cuando el insultado, (mi hijo) era un niño y tú preparabas el Pregón, una mañana en la Casa de Hermandad, lo usaste de conejillo de indias para tus ensayos: le soltaste una parrafada cursi hasta la paranoia sobre las abuelas que rezaban con los nietos. Han pasado 18 años y le vuelves a usar de conejillo de indias, esta vez, la parrafada es del abuelo que reza: “mira, sigo siendo igual de TONTO, no tengo remedio.”
A. M. G
Bueno, pues parece claro que ya han aparecido por aquí el padre y el hijo,es más han dejado claro su mal estilo y su rencor hacia las personas que han ganado las elecciones y al regidor de este blog.
Menos mal que no han ganado ellos, porque este tipo de personajes, nunca y digo NUNCA deberían dirigir los destinos de una Hermandad.
Una pregunta señor a.m.g ¿Usted es alguien de reconocido prestigio en Sevilla?
No, seguro que no, alguien de prestigio no intenta hacer tanto daño con comentarios basados en muchos años de envidia y mala leche que es lo que trasluce su escrito.
P.D:Se me olvidaba, soy T.P.M.
T.P.M., ¿ese es el nombre de un cómic, no? Me imagino que tú serás uno de los que han votado "a la contra" en las elecciones de la Hermandad, yendo contra los viejos y los intelectuales, jaja. Lo mejor es que esta gente tan rencorosa no da nunca la cara ni dice nunca sin anónimos lo que de verdad piensa, cosa que sí hacen las personas insultadas en el post del señor Garrido.
Estimado Sr. Garrido:
Me permito poner enlaces a entradas de mi humilde blog (también soy nuevo en estas lides) que sirvan en parte para contestar a alguno de los que por aquí dejan sus comentarios y al mismo tiempo para ilustrar un poco el tema.
El escaparate de las vanidades
Saber irse (e incluso ni llegar)
Elecciones cofrades
Le felicito por su blog que sigo con interés.
Un saludo
Pd: Desde luego los hay por ahí que son jartibles.
Yo leo esta entrada y lo que entiendo es lo siguiente:
Se trata de una crítica hacia las familias que se perpetúan en el poder de una Hermandad de generación en generación aprovechándose indirectamente de la posición y privilegios que esa situación les pueda reportar.
Yo no entiendo otras cosas!
Tal vez no conozca todas las historias que algunos anónimos airados sacan aquí para interpretar de ese modo el artículo, pero me parecen desmesuradas y descalificantes. Amparados en el anonimato si insultan directamente al autor de este blog. Ahí no caben interpretaciones. Es o son ustedes unos maleducados y me alegro que no sigan representando a una hermandad tan querida y respetada.
Sr. Angelmo: estoy totalmente de acuerdo con usted. Hay personas en algunas Hermandades que se creen que por que su padre, su abuelo o cualquiera de su familia haya sido algo en esa Hermandad, tienen privilegios vitalicios.
Hay personas que cuando ven peligrar su "parcelita" cofrade se aferran a cualquier cosa, ya sea descalificando e insultando como algún señor a hecho en este blog.
Saludos, M.A.R.C.
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