Yo se mucho de Navidades tristes desde que precisamente el día de la suerte, la jornada de la lotería, un veintidós de diciembre, Dios se llevó a mi único hermano varón cuando acababa de cumplir los treinta y dos años.
Desde entonces no han salido a mi encuentro unas festividades navideñas tan a contramano como las de este diciembre .Primero muere Rafael Álvarez Colunga.Luego Carlos Hermoso Asquerino, la tercera parte del conjunto “los HH”. Los dos, sevillanos ejemplares.Los dos, amigos.
La desaparición de Álvarez Colunga llegó envuelta en las brumas de la desesperación y de la duda la tarde del domingo con el ansia acuciante de noticias que obligaba a desviar de inmediato la atención desde los encuentros deportivos al repiqueteo urgente de la sucesión de datos y confirmaciones tenebrosas. La de Carlos ha venido a ratificar la mañana de amargura apareciendo en los periódicos con la cita tempranera para el último adiós a las ocho y media en el Tanatorio.
Al primero se lo ha llevado un accidente imprevisible y absurdo, envolviéndolo en las llamas del motor que estaba probando en su barca y salió ardiendo cuando ya se había alejado de la costa de Mazagón. Al segundo, un infarto. Mala fecha para morir cuando muchos descorchan botellas de champán tocados por la fortuna.
A Rafael Álvarez Colunga me lo acercó la fecha mágica del cinco de enero cuando el Ateneo me encargó en 1989 el octavo Pregón de la Cabalgata de Reyes Magos. Monarca tocado por la magia fue ese farmacéutico nacido en Morón, gran conocedor de las cosas de Sevilla, propulsor incansable de ideas y proyectos en beneficio de la ciudad y eficaz remediador de problemas humanos que en aquel cortejo fastuoso que yo canté representó a Gaspar, en unión de Ignacio Ybarra Mendaro, como Melchor y el pintor Juan Valdés, como Baltasar, precedidos todos por Maria del Pópulo Pablo Romero y Gil Delgado que iba de Estrella de Oriente.
Luego coincidimos a lo largo de muchos caminos trazados en el entramado cultural de la ciudad que él sabia iluminar como nadie entusiasmando a quienes seguían sus pasos y ocupa un lugar preeminente en mis recuerdos la Exaltación a la Saeta y los conciertos Saetas y músicas de la Pasión celebrados en la Catedral.
Carlos Hermoso Asquerino, que con sus hermanos Fermín y Jaime formó el Trío Hermanos Heras, luego reducido a “Los HH” , protagoniza muchas páginas de mi historia en la radiodifusión sevillana. Estoy lejos de ponerme moños gratuitos, pero quizás fuera yo su descubridor ante los micrófonos de Radio Nacional y, conmigo, los tres hermanos llenaron de música en directo, magistralmente interpretada, muchos programas “cara al público”.
Todos hicieron gala siempre de un carácter encantador. Carlos, sobresalía porque, además, era dado a la gracia, a la ocurrencia divertida. Fue también un cualificado aficionado a la Fiesta Brava y durante muchas temporadas estuvo abonado en la Maestranza. En su mortuoria aparece que fue escritor, poeta, cantante y componente del trío musical. Pero fue mucho más: padre ejemplar, profesional íntegro, trabajador incansable…
Dos amigos menos en el mundo de los vivos. Con la fe de los cristianos, dos amigos más a quienes dar la lata como mediadores en las peticiones futuras al Altísimo.
Con su partida por sorpresa esa blanca Navidad de la melodía de Irving Berlin, que cantaba Bing Crosby, este año lleva crespón de luto. Oh,negra Navidad…
3 comentarios:
Malos recuerdos nos traen estas fechas,su hermano Rafael fue profesor mio en la Escuela de Turismo, recuerdo cuando ud. iba a la parroquia para que don Juan Guillén le llevara la Comunión, él solía asistir a Misa mientras pudo.
A Carlos Hermoso lo conocía desde que eramos muy jóvenes, su hermano Jaime compañero de clase en los Maristas, nos veiamos en verano en Sanlucar de Barrameda.
También mañana, Nochebuena, es el aniversario de la muerte de mi padre, que por muchos años que hayan pasado se le echa de menos.
Le deseo una feliz celebración de la Natividad del Señor,Él es nuestra esperanza, Cristo resucitó y nos prometió resucitar con Él.
Querido Maestro las personas no terminan de morir mientras las justas memorias de sus seres queridos tengan muy vivo su recuerdo. Mañana es un día muy especial para todos nosotros, un momento para recordar que fuimos felices en el pasado junto a nuestros amados familiares y amigos. Ellos simplemente se nos adelantaron en el último viaje, en el viaje hacia Dios. La vida es como el río que va a desembocar en el mar, que en nuestro caso es la muerte. Las aguas del río se renuevan para que éste no muera para siempre, nuestras vidas encuentran en la muerte una etapa transitoria en el devenir de nuestros días. Al final de la oscuridad de un largo túnel encontraremos la Luz de Dios. Mañana será muy señalado para mí. Cuando sobre las diez de la noche mire a mi móvil y entre los mensajes no descubra uno muy especial, ese mensaje primero que me felicita la Nochebuena cada año. Mi querido Luis-Javier Fernández-Palacios se marchó hace poco para abrazarse eternamente a la manigueta de su Virgen de los Dolores, notas tristes de Lunes Santo resuenan en mis oídos y en mi pensamiento un palio de crestería que se aleja muy lentamente, era la última vez que mi gran amigo acariciaba la manigueta de su Madre, esa Madre que lo esperaba en el Cielo con cariño, ahora la tendrá tan cerquita que no tendrá que dar paso alguno para mirarla a los ojos. No existiría consuelo que aliviase nuestra pena, si no fuese, querido profesor, por ese plus que tenemos los católicos de creer a ciencia cierta en la Vida Duradera y en el Abrazo Eterno de Dios. Nuestros amigos ausentes son nuestros ángeles custodios del Cielo, son como aquellos ángeles que cada Madrugá acompañan al Señor de Sevilla. Piense Maestro en su hermano y en sus amigos besando los pies de su Cristo del Calvario y caminando tras el Palio de la Virgen de la Presentación. Querido amigo no tenga duda Usted que en el Cielo existe otra Madrugá.
Qué Dios le bendiga a Usted y a los suyos. Reciba mi abrazo con todo cariño.
Me emocionais.
Gracias,amigos.De corazón.
Publicar un comentario