Luis Gordillo se parece un montón a mi querido profesor y decano de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid Ángel Benito,en la actualidad catedrático emérito tras su jubilación. Es un reconocido artista sevillano afincado en la Villa y Corte, mago de los pinceles, que se ha basado en una retransmisión televisiva con Manuel Jesús El Cid vestido de goyesco para configurar un puzle a base de fotografía, impresión digital y pintura.
Un collage fotográfico, se ha dicho, que, resuelto a tijeretazos en un ritmo trepidante -casi cinematográfico- y reconvertido en una pintura de aires realistas, la Maestranza ha elegido para anunciar la temporada 2010.
Gordillo que presentó el cartel el otro día explicó que la inspiración le llegó viendo la retransmisión de una corrida de toros por televisión. Sin premeditación alguna había escogido al matador saltereño y luego supo que se trataba de El Cid y que era muy querido en Sevilla…
(En Sevilla, en Madrid, en el Sur de Francia, no digamos en Bilbao etc.etc. conviene añadir)
Este cartel se suma al amplio catálogo iniciado bajo el empeño del recordado pintor y caballero maestrante Juan Maestre de León, que también apoyó la elección de escritores de primera línea para la redacción del pregón taurino. Pero es otra cosa. Quiero decir que no se trata de la mosca pinchada en la pared ni de la lista de tapas del bar de la esquina que se han visto otros años. El cartel habla de toros y se ven los toros y los toreros. Se ven hasta los apoderados, que ya es vista la del pintor. Y el público sencillo, el que no tiene que aprenderse un vademécum de arte pictórico moderno para saber quien torea el Domingo de Resurrección y quien el día primero de farolillos lo entiende al primer golpe de vista.
Se dijo que el cartel debe ser un grito. Y con carteles pegados en una columna afirman los teóricos que dio comienzo la publicidad. El soporte columnario existe todavía, se encuentra en Roma y es la muy visitada columna de Pasquino. De aquí que los pasquines se hayan incorporado al léxico propagandístico. El grito normal, para el cartel de toros debiera ser un Olé. Y para el Pregón, también, en vez de un bostezo que es en lo que ha venido a convertirse en ediciones recientes que mas vale no recordar.
¿Despierta esa expresión la obra elegida?... Por el protagonista y el parecido del autor yo diría que sí… Por la faena con la muleta del lienzo y las espadas de los pinceles… no se qué decir. Los señores maestrantes que, una vez más, se mirarán extasiados a sus ombligos de exquisitez, intelectualidad y modernismo, sacarán sus perfumados pañuelos y la banda de Tejera iniciará un nuevo pasodoble.
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