La crisis ha llenado los escaparates de curiosas e insólitas ofertas. Hasta las ortopedias que como decía aquel se llevan la palma de las vitrinas antiestéticas, (“anda que eres más desagradable que el escaparate de un ortopédico”), cuelgan carteles llamativos con descuentos para sonotones y otros complementos de las desgracias de la osamenta humana.
Ahora bien los carteles más inesperados en estas fechas son los que se ven en algunas agencias de viajes anunciando que “quedan plazas para el Inserso”.
Esto es una novedad que encierra muchas historias truncadas, muchos sueños perdidos y una realidad acuciante: los viejos no tienen un duro.
La última temporada antes de que aparecieran los problemas de la economía se ofertaron 980.000 plazas ampliando el programa de visitas a Portugal y Andorra, además de los habituales viajes al litoral mediterráneo, Baleares o Canarias.Esto supuso el mayor crecimiento anual del programa desde su nacimiento, repitiendo la posibilidad de viajar a zonas turísticas o realizar circuitos culturales entre los meses de octubre y junio.Además se empezaron a ofrecer estancias en balnearios dentro del programa de termalismo social, de enero a diciembre y se creó un plan de turismo para discapacitados, que se desarrolla de enero a diciembre.Todos estos viajes generaron desde el principio tales demandas que no fueron infrecuentes las quejas de quienes protestaban (ya se sabe que hay viejos cascarrabias que se quejan por todo) de estar haciendo cola desde el primer día de apertura de plazo en las agencias y no encontrar nada.
Bien pues este panorama de oferta creciente y demanda superior se ha ido al traste. Los viejos cuentan sus perritas y se quedan en casa maldiciendo de ese análisis de los vaivenes de la economía que no entienden y de esos “ahorros” que vienen haciendo los que llevan las riendas del carro en el que van subidos cuyos baches cada vez afectan más a sus maltrechos riñones y a su menguada cartera.
¡Con la ilusión que se habían hecho algunos en visitar Mallorca!... No por la belleza de la isla sino para comprobar en qué panorámica del Mediterráneo se ha inspirado ese que dicen es famoso pintor llamado Miquel Barceló autor de la cucaracha pinchada que anunció, previo millonario pago, la temporada última de toros en la Maestranza y ahora de la cúpula en la sede de la ONU que va a costar a los españoles y entre ellos a los viejecitos que se quedan en casa 7,4 millones de euros… o más.
Y es que la austeridad no prospera. Carod Rovira la promete y a seguidas incrementa en un 63 % el presupuesto para esas embajadas que el muchachito catalán ha instalado allí donde le ha salido del bigote para poder colocar en ellas a hermanos, parientes y demás compinches con sueldos y dietas como está mandado. Y ahora lo de Barceló que se va a pagar con dinero destinado a obras sociales.
“Hay plazas para el Inserso”. Los prejubilados de cuarenta años empezarán a preguntar si ellos también pueden hacer estos viajes… y los abueletes setentones unidos sentimentalmente a una compañera de treinta y cinco lo harán igualmente por si su ligue tiene derecho. Los viejos de antes se quedarán en casita cuidando a sus nietos y recordando lo bien que lo pasaron un día en Denia, Torremolinos o la Manga del Mar Menor.
1 comentario:
Y a la crisis se unirá la enfermedad que no deja irse lejos de casa y del centro de salud.
En Salzburgo, este verano, tuve que hacer una visita, no incluida en el programa, una ciudad sanitaria donde me trataron muy bien y de momento me solucionaron el problema. Y menos mal que el médico hablaba inglés.
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