Ea,pues ya estamos en el dichoso mes. La buena gente de los pueblos siempre lo dijo así: Dichoso mes, que empieza con “tosantos” y acaba con San Andrés.Un mes, por ello, bastante distinguido con la santidad. Los santos desconocidos reciben su fiesta, la Toutsaints la llaman los franceses ,que es, más o menos, como la denominan en el Aljarafe. Dar comienzo con esa pléyade de servidores de Dios no está nada mal. Y terminarla con uno de los apóstoles, Andrés, el hermano de San Pedro que murió mártir y se alegró al ver la cruz en que iba a ser torturado, tampoco.
Nosotros, sin embargo, a pesar de esta elevada dosis de santidad, adornamos el penúltimo mes del año con los crisantemos y las redondas coronas de los difuntos. Vamos al cementerio, limpiamos, al menos esta vez a lo largo de los días, las tumbas en las que reposan los resto de nuestros seres queridos y pensamos más en el último viaje.
Yo lo hago hoy también. Y lo cumplo reproduciendo un antiguo poema que figura en uno de los dos libros que aun no me he decidido a publicar.
TRANCE MORTAL, TRANCE SINGULAR
Ya me da menos miedo que la muerte
me sorprenda y me lleve mientras duermo.
Yo me he muerto esta noche y no temía
la presencia envolvente de las sombras
ni el presunto arrebato del abismo.
Todo era tal vez mucho más simple.
Como estar y no estar. Nada más que eso.
Como ser, a la vez, materia inerte
y un suspiro que hablaba en voz muy queda.
¿Ya me voy?, preguntaba sin angustia.
Es la hora, decían, lo has supuesto.
Y una mano materna y primitiva
apretaba la mía con dulzura.
¿Y no vuelvo?, temblaba la pregunta.
Ya lo sabes. No vuelves. Como todos.
¿Y quien abre mañana mi desvelo?...
Otro… Nadie… no importa. Más, tu, no.
Y pugnaba la mano con firmeza
a seguirla con pasos monocordes.
La mujer era baja, entrada en carnes,
con un moño de pelos agrisados.
Como esas mujeres de los pueblos
toda parda bondad.
Como la tierra.
…
(Del libro inédito “Blanco, negro y gris”)
1 comentario:
Precioso poema e ilusionante la idea de que vuelvas a publicar un libro, pero de mi parte dile a la señora del "roete" que se esté quietecita porque todavía te queda cuerda para rato.
Javier Garrido.
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